El paso de Isidoro Gaztañaga por Barranquilla no estuvo exento de problemas personales suyos, toda vez que el púgil español era algo problemático en su temperamento, a parte de los desacuerdos suyos con los promotores.

Gaztañaga firmaba los respectivos contratos para sus combates y recibía el 25% del valor de los mismos pero cuando se acercaba la fecha del combate, entonces alegaba que a él “lo había cogido el promotor abajo y si no le daba tantos cientos más de pesos, no peleaba”. El que lo enfrentaba a un cubano -el del famoso desenlace estomacal que referimos en la crónica anterior- Gaztañaga no se presentó al Circo de Toros de Cartagena y se instaló con dos meretrices en el barrio respectivo. El promotor Filemón Cañate tuvo que “resarcirlo” para llevárselo al escenario.

Un problema personal y deportivo que tuvo Gaztañaga consigo mismo, fue uno de sus rectos de derecha que tantos nocaut produjo, que al fallar el objetivo el brazo “se le descolgó” y con un fuerte dolor no pudo seguir combatiendo.

Gaztañaga fue protagonista de un combate que se tenía prospectado y pactado con Joe Louis por el título mundial de peso completo en La Habana. No se sabe quién pudo haber sido el autor de esa patraña, pero a Louis y su mentor alguien les dijo que en La Habana estaría en peligro de ser secuestrado, tal como le sucedió al piloto automovilístico Juan Manuel Fangio, quíntuple campeón mundial de la especialidad. Por supuesto la pelea se derrumbó, pero nunca se pudo saber quién pudo haber sido el autor de esa conjura.

Lo cierto es que por esa sucia conjura contra un espectáculo ya listo para celebrarse, puesto que la pelea se suspendió faltando pocos días para la misma. De no haberse cometido semejante sucieza, Gaztañaga no habría visitado a la Costa Atlántica colombiana.