El viernes leímos en EL HERALDO las profecías del monje francés Nostradamus para 2017 y, la verdad, con una regular capacidad de discernimiento cualquiera puede ver que El Tigre despertó, como lo anunció Mao, y viene con todo sobre occidente, gracias a una población sometida y aniquilada por la revolución cultural y social donde saltan multimillonarios como arroz, pero la mayoría, cientos de millones de personas, viven en China en condiciones de esclavitud al servicio de la producción de mercancías y el Estado. Súmele que los Estados Unidos tienen con ese país una deuda externa imposible y ya puede
Donald Trump gritar y amenazar, pero nos tienen agarrado de los bajos.

Anuncia la debacle de la gran potencia de occidente y que allí se verá todo el horror de la desigualdad y el desastre económico, cuando en la silla del águila se siente un monstruo que cortará el camino a una mujer. ¿Tengo que decirlo? La señora Clinton perdió la presidencia a pesar de sacarle dos millones de votos populares a Trump, por ese rarísimo sistema electoral que existe allí. Y si uno ha sido aunque sea mal seguidor de noticias sabe que el racismo, la desigualdad y la iniquidad social hace rato están asfixiando a esa sociedad, y que se agravará no bien el nuevo presidente lance su primer decreto, que bien anunciado está; destruirá quizá el mayor logro de la administración demócrata, el Obamacare, algo así como el Sisben nuestro, que ha salvado la vida de millones de personas que en febrero volverán a la desprotección social.

Señala el monje las guerras por el calentamiento global y también en ese aspecto hace mucho que sabemos que el cambio climático ya produce tremendas consecuencias y tiene millones de damnificados, porque la humana es la especie más depredadora del planeta, al que ha logrado alterar de forma irreversible. Avisa de un conflicto atómico y eso cualquiera lo concluye de las locuras del gobernante de Corea del Norte al que ahora Trump hace la segunda voz, sin haberse posesionado aún. Dice también que grandes cataclismos reventarán a un país europeo y a juzgar por los constantes hamaqueos que se viven en Italia, podría atreverme a decir que por allí es la cosa; sin embargo en referencia al monumental terremoto en los Estados Unidos que avisora, parece factible Yellowstone, en mora de su cíclica descarga de magma.

Los conflictos en América Latina que también describe, causados por los cambios rudos hacia la política de derecha, ya gravitan sobre nosotros, de modo que Nostradamus hoy no nos asusta, la realidad es mucho más espantosa que cualquier predicción suya. Solo nos queda buscar la paz interior de cada quien para poder ser capaces de ayudarnos como humanidad y darle un respiro al planeta azul, nuestra única casa.

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