¿Será que nos “hemos pasado de la raya, en esta serie de crónicas boxísticas, montadas todas ellas en el controvertido combate entre Floyd Mayweather y el argentino Maidana?.
Nosotros mismos no lo creemos. Un combate que incluye – eso lo creemos a pie juntillas, inclusive descartando las tantas voces que se nos han acercado para decirnos que están identificadas con nuestros argumentos – vimos ganar lejos al púgil argentino, quien dio a entender por su falta de protesta ante fallo tan amañado, que estaba conciente en que se trató de un fallo en la tierra de los vagabundos del boxeo.
La sola mirada hacía los dos rostros de los boxeadores no le dejará ninguna duda al observador que el negro que sólo pelea en el estado de Nevada, con jueces previamente manipulados, había recibido más golpes que lo que le conectaron al púgil argentino. Al estadounidense le inflamaron el pómulo izquierdo, que nada se diga del recto de derecha que recibió casi al terminar el round.
Mayweather estaba cerca de una esquina (como siempre, gracias al “corre-corre” que le cae) cuando en uno de los pocos (diríamos que si hubo 3 no 4 cambios de golpe, porque el americano no ejerce casi nunca esa modalidad de intercambiar golpes, teniendo como tiene tan salvadoras piernas para salir como venao sabanero por todo el ring cuando Maidana lo sorprende con un directo de derecha a la cara).
No fue a la cara, propiamente. El guante le entró a la altura del mentón y la boca. Fue un golpe seco, que Mayweather no supo disimular, pues dio la impresión que no quería seguir peleando. Pareció que abandonaba el combate, pero se repuso y finalizó el asalto sin que hubiera decisión del referee. Imagínense! Un golpe en la “jeta” de un negro, bien puesto y con poder ofensivo, tenía que inflamarle. Ya en el último asalto, el “May… no me venga con no me venga” tenía la trompa como “inflamadita”, habría dicho irónicamente un bogotano.
Pero hagamos ya a un lado la pelea para volver por los caminos de la memoria, a la que tuvieron en Bogotá Eder Jofre y Caraballo. Allí nos apuntamos un round, al pronosticar que Caraballo “estaba al borde del nocaut”. Lo vimos en sus piernas al finalizar el sexto asalto y se dirigía a su esquina: sus piernas vacilaban . Y al producirse el K.O: dos minutos más tarde, Mike Schmulson nos decía gallardamente que comentáramos ese nocaut pronosticado por este columnista. Algo que no hemos comentado: se le preguntó a Barney Ross – ex triple campeón mundial – “cuantos rounds le había dado él a Caraballo.
“Ninguno” – respondió Ross.
- “¿“Ninguno, y por qué?”
- “Porque ningún boxeador que corre puede ganar un round – fue la respuesta.
Mike Schmulson y este servidor comentábamos en la transmisión de Jaime Jiménez, pero luego se nos dijo que casi todos los colegas y coleguitas llevaban a Caraballo en ventaja, antes de ser noqueado por Jofre. Huelgan más comentarios…