La supuesta renovación del Congreso que tanto se había vaticinado es una falsa alarma, las elecciones del pasado domingo dejaron alguno nuevos nombres en comparación con sus antecesores pero dejaron a los mismos caciques electorales al poder con sus viejas prácticas de hacer política a la colombiana.

Aún no sabremos si en el Congreso habrá una mayoría santista, pues tendremos que ver qué senadores y representantes del Partido Conservador y del Partido Verde siguen con Santos o si definitivamente habrá un divorcio con separación de cargos públicos y demás bienes de su sociedad conyugal.

Aunque Uribe sigue dando algunas pataletas por la votación que obtuvo el Partido de La U, y por la propaganda que pudo ser engañosa con algunos electores, lo cierto es que los votantes de la mayoría del país no votan por partido sino por personas. La Región Caribe alcanzó un punto histórico en cuanto a la representatividad, por lo menos formal, que tendrá en el Senado. Así, el 31% de las curules las tenemos los costeños, pero lo triste es que la mayoría de los que ocupan estas curules llegaron a ellas con toda su maquinaria, con la compra deliberada de votos y ello de ninguna forma puede significar progreso para la Región. Vale la pena preguntarse si dentro de las familias de los 127.004 votantes que aparentemente eligieron a Gerlein, no hay un solo gay o alguna feminista que se haya visto ofendida por las declaraciones del anquilosado senador o si los 103.215 votos de José David Name son votos de opinión obtenidos por su destacada labor como senador y por lo mucho que ha ayudado al progreso de municipios como Soledad.

Según los cálculos tuiteros de Samuel Azout, entre los departamentos de Atlántico, Córdoba y Sucre que conforman el 9% de la población del país lograron conformar el 26% del Congreso. Y sería bueno preguntarse nuevamente si uno de los departamentos más pobres y desiguales del país como lo es Córdoba tiene tanta cultura democrática como para participar tan activamente en la urnas el pasado domingo. Aunque no deja de ser una sorpresa el triunfo de las maquinarias en el Congreso sobre el voto de opinión, es lamentable que seamos representados por quienes llegarán a recuperar a través de sus curules todo el dinero que invirtieron en sus costosísimas y mal dirigidas campañas políticas.

La representación de la mujer es nuevamente simbólica, y aunque se destaca el logro de nuevas senadoras como Claudia López, muchas de las mujeres que conforman el pequeño porcentaje en representación de nuestro género en el Congreso son las herederas de los votos de su padres o esposos. Solo el 20% del Senado está conformado por mujeres, y en los partidos en los que supuestamente se exalta el papel de la mujer –como el Polo Democrático– ninguna fémina fue elegida, y partido como La U, de 21 curules al Senado, solo dos son mujeres.

Si sometiéramos al Partido de La U a un parcial de participación de género, su calificación sería 1 sobre 5, y el 5 lo hubiera logrado con la elección de 50% de las mujeres sobre el total de sus curules. @tatidangond