La sensatez y la sensibilidad de los colombianos quedará realmente expuesta hoy en las urnas. Todo el dolor de las víctimas del paramilitarismo en Colombia podría ser recordado un día como hoy, en el que sabemos que muchos de los candidatos a la Cámara y al Senado no están del todo limpios. Algunos nombres hacen parte de casas políticas inescrupulosas, que por la sed de poder se vincularon a empresas criminales.

El término parapolítica es un eufemismo, quizá el más perverso, pues atenúa la gravedad de los hechos y envuelve en una capa de dignidad a quienes hicieron acuerdo con los mismos que tocaban tambores y gaitas mientras masacraban y violaban mujeres. Quizá no ejecutaron ellos mismos una masacre, pero fueron la chispa que encendió la hoguera para que otros cortaran cabezas, torturaran y desaparecieran gente.

El portal Verdad Abierta se tomó la tarea de elaborar una lista de los senadores y representantes a la Cámara que han sido condenados por aliarse a las Autodefensas. La alianza entre políticos y paramilitares quedó demostrada en una maquinaria asesina. Todo votante debería llevar esta lista en sus manos a la hora de ir a votar, para asegurarse que con su voto no se perpetúen maquinarias con vínculos asesinos.

En la lista de condenados aparecen políticos como Eleonora María Pineda, representante a la Cámara del departamento de Córdoba, quien sostuvo fuertes relaciones con Salvatore Mancuso, alias Diego Vecino y alias Jorge 40.

William Montes, del departamento de Bolívar, quien fue senador y ahora está condenado por sus nexos con el paramilitarismo. Su esposa, Marta Curi, hoy es candidata al Senado. En esa lista también están Miguel Rangel Sosa, a quien en el fallo de la Corte Suprema de Justicia le determinó que sostuvo relaciones con el Bloque Central Bolívar de las Autodefensas. Hoy su esposa, Sandra Villadiego, también es aspirante al Senado.

Los exsenadores Dieb Maloof, Vicente Blel, Álvaro García Romero, Mario Uribe y Javier Cáceres Leal, también hacen parte de una larga saga de políticos que mantuvieron una comprobada relación con los paramilitares. Todos hicieron parte de la consolidación de este grupo armado y se alimentaron de su fuerza sangrienta.

Los condenados son apenas una parte de toda la parafernalia. Hay algunos con nombre propio que aún no han sido tocados por el brazo de la Justicia, a pesar de todas las declaraciones en su contra. Nada contundente, seguramente. Álvaro Uribe Vélez, sin duda es el mejor ejemplo. Detrás de él no existe una condena, sino una cadena de testimonios, de preguntas, de lazos que se tejen y de rostros de madres llorando a sus hijos desaparecidos.

¿Con qué cara vemos nosotros a los 6 millones de víctimas de este país, si en las urnas no pensamos en las masacres, en los falsos positivos y los millones de desplazados y despojados de su tierra?, ¿si no pensamos en el dolor de gente inocente, de campesinos, intelectuales y líderes que fueron destrozados bajo una motosierra? Una motosierra que prendió sus motores desde las curules. Y es precisamente en las urnas donde debemos castigar esa vergüenza.

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@JavierOrtizCass