El próximo 9 de marzo, cuando te dirijas a las urnas para escoger a los nuevos senadores y representantes, no votes en blanco.
Si bien la Corte Constitucional lo asume como “una expresión política de disentimiento, abstención o inconformidad”, y en la práctica se presenta como un disenso que podría llegar a tener efectos, la opción fue estructurada para que nunca gane. Peor aún: para que siempre sea derrotada por las mafias electorales.
Se trata evidentemente de una posibilidad, pues si revisando los nombres que se postularon para los cargos de elección popular no encontraste uno convincente, tienes que votar en blanco y sentar una protesta ruidosa que por lo menos abra un debate.
Supongamos que, como tú, muchos lo hicieron y que los guarismos en blanco fueron la mayoría de los votos válidos. (Las mediciones de Cifras y Conceptos, la encuestadora de mayor credibilidad en Colombia, dicen que el voto en blanco no logrará tal mayoría. Pero sigamos elucubrando). Ahora, según lo determinó la Corte, la votación deberá repetirse por una sola vez, con una importante salvedad: no se podrán presentar a las nuevas elecciones las listas que no hayan alcanzado el umbral, esto es el número mínimo de votos que requiere conseguir un partido para tener un lugar en las corporaciones.
Mi sospecha, por la historia de las estadísticas electorales, es que finalmente las listas excluidas serían las de los movimientos minoritarios, justamente por no alcanzar el umbral.
Pero asumamos que todos perdieron y, por supuesto, ninguno podrá volver a presentarse.
La Corte Constitucional, en sentencia de 2011, señaló que la nueva elección se realizará dentro de los diez días calendario siguientes a los resultados proferidos por el escrutinio. Tiempo apenas suficiente para aceitar las maquinarias que, de nuevo, sacarían ventaja.
¿Quiénes serán los nuevos candidatos? Es una incógnita, pero, ¿quién asegura que los segundos serán mejores que los primeros?
Tu alternativa sería votar nuevamente en blanco. Pero aquí viene una sorpresa: así aquellos votos sean nuevamente los ganadores, las curules se repartirán entre los candidatos que hayan obtenido la mayor votación, de ahí para abajo. Eso también lo dijo la Corte.
Como quien dice, con cara gano yo, y con sello, también.
Por eso es que el escritor mexicano Carlos Monsiváis considera que el voto en blanco es una pérdida de tiempo.
A mí me parece que contribuye también a la pereza electoral. Los electores deberíamos tener el juicio de revisar las hojas de vida, analizar las propuestas y escoger la que juzguemos más conveniente. ¿Cuántos de los que se declaran hoy amigos del voto en blanco han hecho el ejercicio? Pensar que todos los candidatos son ladrones, promeseros, oportunistas, mafiosos, negligentes, incumplidos es una falacia democrática. Es posible, en gracia de discusión, que la mayoría lo sea. Pero alguien tiene que haber.
Por eso, revisa, escoge bien y vota. Pues al votar en blanco podrías estar votando por ellos, y no por ti.
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@AlbertoMtinezM