
El recuerdo de la agonía a 24 años de la tragedia en Eje Cafetero
Paula Cano, quien prestó el servicio militar en 1999, cuenta cómo vivió la trágica experiencia que arrasó con el 75 % de Armenia un 25 de enero.
Las emisoras de radio de todo el país interrumpieron su programación habitual para dar la alerta de una tragedia de la que no se tenían demasiados datos. El 25 de enero de 1999 marcó un antes y un después en la historia del Eje Cafetero, cuando un terremoto de 17 kilómetros de profundidad arrasó con buena parte de la población en un abrir y cerrar de ojos.
El temblor se registró sobre las horas de la tarde. En la mañana de aquel 25 de enero, Paula Cano había despertado con la satisfacción de saberse en el Ejército Nacional, que por aquellos días había elegido a varias mujeres para que se integraran a las filas de la defensa del país.
Tenía 18 años y, pese al poco tiempo que llevaba dentro del batallón, Paula se había hecho a una reputación de respeto por la disciplina y la motivación con la que afrontaba cada llamado al deber. Como ella habían otras nueve, pero ninguna de ellas nunca imaginó lo que tendrían que vivir.
Cuando la tragedia se desató, a los hombres y mujeres del batallón se les entregaron diferentes labores humanitarias para el apoyo y traslado de los heridos, así como también la evacuación de la zona por el peligro inminente que representaba quedarse más tiempo.
Paula sintió el impacto de la tensión, pero sabía que no debía ser inferior al deber que la patria solicitaba. Entonces recuerda: “hubo un adulto mayor que llegó a la pista, tomé sus datos y vi que había perdido las extremidades inferiores de su cuerpo por un muro que cayó sobre ella durante el sismo”.
Y continúa: “Sentí un dolor indescriptible, al ver a esta mujer, pero debía demostrar la fuerza interior que caracteriza al soldado de Colombia”.
Dos décadas después de la tragedia Paula Cano, nacida en Calarcá, Quindío, asegura que “si naciera de nuevo volvería a ser soldado”, pues recuerda con orgullo su labor humanitaria en pro de rescatar con vida a la mayor cantidad de personas que padecieron en aquel entonces.
Aunque el impacto de la tragedia fue tal que las principales estructuras de control, como la sede del Cuerpo de Bomberos, hospital y hasta el cuartel de Policía quedaron convertidas en escombros, el estimado de los decesos se calculó en más de cien personas.
Además, se cree que fueron más de 4000 las personas heridas y otras 500 que desaparecieron entre los escombros.
La tragedia también generó un impacto económico sin precedentes, puesto que cerca de 8000 fincas fueron parcial o completamente destruidas, mientras que otras 13000 estructuras también padecieron de afectaciones.
Por otra parte, posterior al terremoto se calcularon 14 réplicas extendidas hasta en tres días después del primer movimiento telúrico.