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Las tensiones internas del Gobierno de Gustavo Petro quedaron nuevamente al descubierto durante la instalación de las sesiones ordinarias del Congreso de la República para la legislatura 2025-2026, celebrada el domingo 20 de julio. La vicepresidenta Francia Márquez ingresó sola al recinto legislativo, marcando distancia con el presidente y su gabinete.

La exministra de Igualdad fue la única representante de alto nivel del Ejecutivo que decidió permanecer en el Capitolio Nacional para escuchar completa la intervención de Daniel Carvalho, en un gesto que muchos interpretaron como un posicionamiento político frente a las recientes controversias internas del Gobierno.

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A través de su cuenta en la red social X, Márquez decidió abordar públicamente la situación y ratificar su posición institucional. “Aquí estoy firme en la instalación de las sesiones ordinarias del Congreso de la República para la legislatura 2025-2026, la última de nuestro gobierno del cambio”, declaró la vicepresidenta.

Pese a las evidentes diferencias con el presidente Petro, Francia Márquez utilizó la ocasión para hacer un llamado a la construcción de consensos. “Estoy convencida de que, más allá de las diferencias políticas e ideológicas, debemos unirnos y buscar consensos que beneficien de verdad al pueblo colombiano”, expresó en sus declaraciones públicas.

La vicepresidenta enfatizó que su “compromiso con Colombia es indeclinable” y que no pueden “desfallecer” en lo que calificó como la “recta final” del actual Gobierno.

Desde el Capitolio Nacional, Márquez dirigió un mensaje específico a los legisladores: “Convoco a nuestros legisladores a trabajar pensando en el pueblo, con visión de futuro y con atención a las necesidades reales de la gente”. Su discurso incluyó un llamado concreto para impulsar “el empleo de calidad, que respete los derechos ciudadanos, que fortalezcan la educación, que consoliden la paz y que defiendan el medio ambiente con una transición energética justa”.

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La presencia solitaria de Márquez en el Congreso cobra mayor relevancia en el contexto de la crisis que atraviesa el presidente desde la polémica sesión del Consejo de Ministros del 15 de julio. Durante esa reunión, presidida por Gustavo Petro, surgieron comentarios con tintes raciales que generaron repercusiones en diversos sectores políticos y sociales.

La controversia se originó cuando el presidente cuestionó públicamente al ministro de Igualdad, Carlos Rosero, por decisiones que supuestamente impidieron el nombramiento de Juan Carlos Florián en un viceministerio. Petro alegó haber conocido a Florián en París y defendió sus credenciales académicas, particularmente su conocimiento de la obra de Karl Marx, calificando la exclusión del candidato como un “acto discriminatorio”.

Las declaraciones presidenciales incluyeron referencias a la vida privada de aspirantes a cargos públicos y pusieron en evidencia las diferencias acumuladas con su vicepresidenta. Según reveló el propio Petro, Márquez había amenazado con renunciar si se confirmaban ciertos nombramientos, lo que el mandatario interpretó como una oposición basada en “criterios personales y no técnicos”.

Los desacuerdos entre Petro y Márquez no son nuevos, pero la crisis de julio los ha puesto bajo el escrutinio público. Las diferencias parecen haber estado presentes desde el inicio del mandato en 2022, pero ahora se manifiestan de forma más evidente mientras el Gobierno enfrenta su última legislatura.