Un hombre identificado como Henry Cañizares Reyes murió el pasado 27 de junio en el barrio Galán de Ocaña, Norte de Santander, tras recibir varios disparos por parte de miembros de la Policía que se encontraban realizando labores de patrullaje en la zona.
Según los primeros reportes, los hechos ocurrieron en horas de la mañana, cuando Cañizares caminaba por el sector y fue abordado por los uniformados. Al parecer, al intentar sacar un objeto de su bolsillo, presuntamente unas llaves, fue considerado una amenaza por parte de los agentes, quienes reaccionaron abriendo fuego.
Henry quedó gravemente herido en el lugar. Posteriormente, fue trasladado al Hospital Emiro Quintero Cañizares, donde falleció pese a los intentos del personal médico por salvarle la vida. En la inspección realizada por las autoridades no se encontró ningún tipo de arma en su poder.

Testigos aseguran que el hombre había regresado de su finca, vestía ropa de trabajo y botas pantaneras, y había hecho una parada en un establecimiento a consumir licor. Familiares y allegados afirman que no escuchó el llamado de los policías, lo que pudo generar un malentendido.
El coronel Wilder León, comandante del Segundo Distrito de la Policía en Ocaña, informó que Cañizares se encontraba en una zona con poca visibilidad y no acató la instrucción de los uniformados de salir del lugar. Indicó que uno de los agentes tomó la decisión de disparar al interpretar su movimiento como una amenaza inminente, en lo que calificó como una “acción legítima”.
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El hecho ha generado indignación en la comunidad, que exige claridad sobre lo sucedido. Familiares del fallecido preparan una velatón como forma de protesta y homenaje.
Las autoridades han iniciado una investigación para determinar con precisión las circunstancias del caso.