Compartir:

Asombra ver las reacciones, sobre el tema del senador, antes Presidente de la República, Álvaro Uribe Vélez, diciendo lo absurdo de ver en el Congreso de la República, cuando antes estaban en el monte, echando bala y matando gente, a personas libres y haciendo leyes, mientras una de bien, es recluida por orden judicial en su domicilio, ligando, según a mi juicio, dos hechos disímiles, con direcciones opuestas, obedeciendo a lógicas separadas entre sí, en el Estado Social de Derecho.

La circunstancia de estar la guerrilla en dicha Corporación, es uno de los sapos que debíamos tragarnos, según se dijo en el curso de las conversaciones en La Habana, siendo su desarrollo normal conforme a los pactos entre el Estado Colombiano y la guerrilla de la FARC, llamado Acuerdo de Paz, el cual, uno de los agrandes logros alcanzados, fue evitar la muerte de muchos compatriotas.

El caso del ilustre senador, sin ninguna conexión con lo anterior, es una investigación adelantada por la Corte Suprema de Justicia, la que consideró haber mérito para dictar medida de aseguramiento, dura para él y sus seguidores, con todo, como suele decirse, “dura es la ley pero es la ley”.

Le corresponde ahora probar su inocencia, ante un Órgano Judicial independiente, por suerte no sometido al Ejecutivo, como en Venezuela, lo que inspira confianza, y nosotros los espectadores, esperar con paciencia los resultados sin gritos ni escándalos, perjudiciales para el país, y siguiendo las sabias palabras del filósofo alemán Goethe, en el sentido de “no llorar, no reír, solo comprender”.

Por *Emiro Guerrero

Jegr24@hotmail.com