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Los psicólogos señalan de este esquema emocional las características siguientes: poca capacidad para soportar los dolores, obstáculos, dificultades y las incomodidades del diario vivir. El menor sufrimiento se convierte en una pesadilla.

- Actitud insaciable de búsqueda de emociones, convirtiéndose la persona en un adicto a las sensaciones y estímulos. A estos individuos nada los llena. Baja tolerancia ante las frustraciones y derrotas, cualquier pérdida lo desestabiliza emocionalmente y lo derrumba.

- Creencia de que el mundo es inmodificable y estático, generando con esta ilusión incapacidad para adaptarse a los cambios y a las pérdidas que pueden presentarse en la vida.

- No tener claro las causas de las emociones, poniendo solamente atención en aliviar los malestares y síntomas de los problemas y dejando sin solucionar la raíz de las dificultades que crecerán y se perpetuarán con el tiempo.

- Deficiente autoanálisis emocional, lo que implica una pobre introspección para observar su conducta.

- Fuerte conducta impulsiva, que genera un auto control emocional deficiente, que impide enfrentar con posibilidades de éxito el poder de los estímulos sobre su conducta.

- Poca confianza en sí mismo, baja autoestima, para superar los desafíos que se presentan en la vida cotidiana.

Madurar es ser juicioso, mesurado en los juicios y las acciones, disfrutar de lo bueno y agradable que ofrece la vida y aceptar el aspecto desagradable o malo de algo.

Pedro Roberto Milhoua Valera