Chiquinquireño, hijo de bogotanos, poeta del romanticismo colombiano, quería mucho a Bogotá porque fue allí donde lo valoraron. Cuando salía a la calle para ir la Gruta Simbólica, las muchachas lo saludaban con piropos porque sabía interpretar sus amores, el dolor, la ternura y la melancolía. Sus estudios no fueron de alto nivel pero sabía de Bécquer, Víctor Hugo, las figuras literarias y de política porque escuchaba los debates en el Capitolio; le encantaba Rafael Pombo, que leía la poesía en voz alta. Muchos de sus poemas fueron cantados y grabados por Carlos Gardel, Garzón y Collazos y Carlos Julio Ramírez, entre otros. A la madre también dedicó poemas que fueron grabados musicalmente: “A mi madre”, “Las manos de mi madre”, “Esa es mi madre”.
Cuando su papá muere joven, se va de su casa a vivir con su gran amigo Melesio Sánchez que era muy instruído que le traía periódicos y libros para que estuviera actualizado del mundo y de las letras. Era muy obsesionado por la muerte y existen anécdotas que cuentan que en su mesita de noche conservaba un cráneo, con sus amigos por la noche se iban al cementerio para recitar y dar serenata a los muertos. Uno de esos amigos era José Asunción Silva, el poeta suicida. Boda Negra era el poema de mayor aceptación. Viaja a Centroamérica, México donde es recibido por Porfirio Díaz. Viaja a Madrid como secretario delegado de Colombia, va a París, luego se regresa a Colombia cuyos libros son de una gran aceptación y con muchas ventas. Deja su vida bohemia y se casa, fijando su hogar en Usiacurí.
Se dedica a labores agrícolas, a la caza y a la cría de gallinas. El 14 de enero le hacen un gran homenaje con una Corona de laureles y una Araña de Oro. El 7 de febrero de 1923 muere en Usiacurí, esto hace 94 años. Recientemente hice una visita al Museo de Usiacurí.
Rosni Portaccio Fontalvo