La mayoría de la gente que tienen aves enjauladas lo hace por entrenamiento y no por amor, las encierra muchas veces por tradición, porque sus padres así lo hicieron. Otros lo hacen por negocio. Creemos que hemos avanzados y seguimos como en los tiempos de la esclavitud, los tiempos de la colonia en la que se traficaba con la libertad de nuestros hermanos, hoy en día lo triste es que se hace por un canto o un juego. Si las aves razonaran como el hombre no cantarían en sus jaulas, se resistirían. Pero ellos, inocentes, tristes, a pesar del encierro cantan para alegrar a Dios.
Humanidad liberemos a los pájaros, permitámosle la posibilidad de volar libremente, ellos no se hicieron para vivir en jaulas, liberémoslos, demos el ejemplo y compartamos este mensaje. Si el hombre lo que quiere es la libertad y la felicidad, cómo va a alcanzarlas sometiendo y metiendo bajo llave a los pobres animales. La madre naturaleza pronuncia a viva voz libertad, humanidad libéralos, libéralos, libéralos ya.
Cuando un hombre libera un ave realiza tres actos de caridad, uno para con Dios por ser uno de sus seres, una para con el ave retribuyéndole la libertad que le había sido robada y otro acto para con nuestra conciencia y propia felicidad.
Si queremos escuchar el canto de las aves hagamos bebederos de aves y arrojemos semillas para que coman cerca de nuestras moradas o en los parques. De esta forma el canto emitido será de agradecimiento, felicidad y nos llenará de regocijo y satisfacción.
También podemos combatir el secuestro de aves llevando el mensaje de conciencia a todos los que nos rodean para que la liberación de los pájaros se convierta en un acto de amor cada vez más común.
Y recordemos que el hombre que somete a prisión a los animales vivirá prisionero en su proceso evolutivo.
Sigifredo Londoño Q. - voluntad@gmail.com