“La pared y la muralla es el papel del canalla” reza un viejo refrán. El grafiti y el tatuaje son dos artes de moda. La piel humana y las paredes públicas son lienzos para expresar estos dos artes. ¿Quién iba a creer que el tatuaje humano era únicamente para los marineros o hippies y que el grafiti, casi desconocido por los años 60, se volvieran populares, en esta ciudad y en gran parte del mundo.
En Barranquilla, recordamos que los grafiteros de los años sesenta (fui uno de ellos) eran pocos que hacían parte de pequeños grupo o barras –de las buenas– que expresaban su arte en los más distantes, recónditos y lejanos sitios. El ‘orgullo’ de un grafitero, que con crayola en mano y a escondidas, dejaba impresa en las paredes su sello personal, que prácticamente eran las iniciales de sus nombres y apellidos, Pemar, Anquin, Jim ,Pajorro .En los baños del aeropuerto, en la pared del teatro Magdalena en El Boliche, o en el parque Venezuela, allí se estampaban. Eran simples huellas. Hoy son mejor elaborados, siendo obras de arte, policromas, que adornan paredes en calles y avenidas de esta ciudad. Otros que realmente ensucian y pintorretean, hasta en los buses urbanos. El tatuaje se volvió universal. De un arte mal visto, hoy su uso es moda. Hombres y mujeres, artistas y deportistas, hacen que partes de su cuerpo sean adornadas con tatuajes. Signos de los tiempos de arte popular.
Pablo Romo Romo
romoromop@hotmail.com