Con la redacción de un perfil dedicado a la hermana Johana Rivera Ramos, fallecida por coronavirus en Cartagena, el arzobispo Jorge Enrique Jiménez, dedicó unas palabras para destacar la labor de la religiosa que hacía parte de la Comunidad de las Hermanas Franciscanas de la Inmaculada, desde el año 2012.
El deceso de la mujer de fe se produjo en le Clínica Madre Bernarda de la capital bolivarense, durante la madrugada de este viernes 27 de marzo luego de presentar una complicación derivada del COVID-19.
'Johana entra en el gozo de tu Señor. Había nacido en San Martín de Loba hace 33 años; como Jesús, el Señor, y como el Padre Caled Torres, nuestro querido hermano que hace dos años también llamó Dios a la Gloria Eterna', indica en el inicio de su escrito el arzobispo Jorge Enrique Jiménez.
El sacerdote continúa diciendo que 'ella pertenecía a una familia sencilla, humilde y católica, como la gran mayoría de las familias de nuestra Iglesia Arquidiocesana. Su padre y su hermano fallecidos. Su mamá Ana y sus tres hermanas, le sobreviven. Seguramente están sufriendo mucho en la despedida de su hija y hermana. ¡Ánimo! Su hija cumplió y ya el Señor la tiene coronada en el cielo. Los acompañamos con cariño'.
La hermana Johana estuvo alrededor de 15 días internada en la Clínica Madre Bernarda tras manifestarse los síntomas de la infección por el coronavirus.
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El Arzobispo destaca que 'la hermana Johana se enamoró de la Comunidad de las Hermanas Franciscanas de la Inmaculada en el año 2012. Hizo su primera profesión en la Parroquia de San Nicolás de la Roca, barrio El Socorro, el 20 de enero de 2015. Este año 2020, fue llamada por su Congregación a la Profesión Perpetua que se iba a realizar el 25 de marzo, pero el Señor cambió la fecha y el lugar. Pudo hacer su Profesión Perpetua en un lugar increíble: el cielo. Y su profesión la recibió directamente Papa Dios. Sus hermanas de Comunidad Religiosa sufren mucho, María José y Chelo. Les ha sido muy duro la partida de su hermana, con la cual compartían todo'.
El sacerdote aprovecha el mensaje para dirigirse a otras religiosas en el mundo y desearles fortaleza. 'Las acompañamos con mucho cariño. También a la Hermana Ángela que vive en Roma y que residía en la Fraternidad cuando ella se vinculó a la Congregación. ¡Ánimo Hermanas Franciscanas de la Inmaculada! La vida de la hermana Johana es fecunda. Es una semilla que va a dar muchos frutos. Y en este caso muchas vocaciones. El testimonio de Johana es la mejor Pastoral Vocacional que ustedes pueden hacer en la Iglesia Arquidiocesana. Seguramente muchas niñas, querrán vivir como Johana', puntualiza.
La monja fallecida por COVID-19 era abogada graduada en la Universidad Popular del Cesar, Valledupar, y estudió Teología en el Seminario Provincial San Carlos Borromeo, en Cartagena.