La construcción del nuevo puente Pumarejo es un pequeño mundo, donde diariamente trabajan cerca de 1.000 personas distribuidas en turnos que cubren, en distintas funciones, 24 horas, siete días de la semana.
La estructura, que se levanta sobre el río Magdalena, en la vía que comunica a Barranquilla con Santa Marta y el resto del país, debió ser entregada en mayo pasado, pero los retrasos en la obra por diferentes circunstancias, obligó al Instituto Nacional de Vías (Invías) a firmar una ampliación del contrato por 12 meses, es decir, hasta el 19 de mayo de 2019.
Esta decisión trajo consigo unas obligaciones o compromisos contractuales que deberá cumplir el Consorcio SES para entregar la obra en el nuevo plazo establecido. (Ver recuadro)
EL HERALDO penetró en las entrañas de la obra, en un recorrido por los frentes de trabajo que tiene el puente, incluido la autocimbra (máquina esencial para la edificación de la estructura).
La primera parte en llegar fue a la autocimbra, el llamado corazón del puente. Con esta máquina de 1.400 toneladas y una longitud de 130 metros se hacen los vanos (tramos o pedazos) de 70 metros de tablero, que es la parte del puente por donde circularán los vehículos.
En este sector trabajan 140 personas, entre el día y la noche, en distintas actividades, según dijo Juan Pablo Durán, gerente del proyecto Puente Pumarejo.