El Heraldo
La empresa de velas La Custodia fabricó alrededor de 36.000 paquetes de velas de colores para hoy. César Bolívar
Barranquilla

“El bajón” en el negocio de las velitas y los faroles

Comerciantes barranquilleros revelan información acerca de la rentabilidad de sus negocios durante el Día de las Velitas. 

Por: Hellen Benavides

 

Aunque parezca extraño e imposible de creer, hoy, Día de las Velitas, no es la mejor fecha para las empresas distribuidoras de velas. Esto se debe a diferentes factores como el cambio de creencias religiosas por parte de algunos fieles católicos, de acuerdo con lo afirmado por comerciantes, empresarios y personas que viven de este negocio. 

En el caso de las velas, el empresario Germán Ramírez, gerente de fábrica y comercializadora de velas La Custodia, asegura que también ha influido la diversificación del mercado con la llegada de nuevas empresas formales e informales que se dedican a este negocio.

“Nuestra fábrica tiene más de 40 años de fundada, conocemos el negocio y hemos visto cómo ha cambiado el consumo. Antes se vendía mucho más por el fervor de la tradición de la Noche de Velitas”, explica el empresario.

De igual forma, agrega que la producción de las velas de colores para esta fecha iniciaba desde junio y hoy por hoy comienza a partir del mes de septiembre.

Trabajador toma una de las velas fosforescentes. César Bolívar

En relación con las ventas, Ramírez asegura que no se presenta ningún pico este día, pues lo que ocurre es que se dispara el consumo de las velas de colores y  baja el de la vela blanca, lo que él llama “cambiazo”, pero al final, los resultados de las ventas no muestran variación alguna comparado con otras fechas.

“No vamos a decir que no vendemos, porque sí lo hacemos, pero se mantiene la línea normal”.

Como dato curioso comenta que una de las ciudades en las que aún se percibe mayor compra de velitas para este día es Cartagena, pues allí la tradición católica continúa muy arraigada. 

Igualmente, anota que las velas de colores que sobran del Día de las Velitas no se venden más durante el año, por lo cual se reciclan para el próximo si la materia prima lo permite. 

 

Un hombre pega el papel celofán en los faroles. César Bolívar

Faroles

La llegada de esta festividad supone un plan para muchos habitantes de la ciudad, algunos escogen vivirla desde la espiritualidad, asistiendo a las iglesias católicas y encendiendo en familia velitas el 7 de diciembre en la noche o el 8 en la madrugada. Y por otro lado, se encuentran quienes aprovechan esta fecha para llenar su cartera con la elaboración y venta de faroles.

Un ejemplo de este último es la familia Reales, quienes por más de 20 años se han dedicado a esta labor creativa, que les permite año a año trabajar de la mano con sus vecinos y amigos. “Para este 2019 elaboramos alrededor de 50.000 faroles, la cifra cambia con los años, pero este número suele ser la tendencia”, dice Aquileo Reales, mientras se observa alrededor a jóvenes y adultos pegar con delicadeza papel celofán en tonos azules y amarillo sobre los palos de los faroles. 

Reales, al igual que Germán Ramírez, asegura que  pese a que el negocio de los faroles es muy beneficioso económicamente durante la festividad, sí es notorio que muchas personas han abandonado la tradición del Día de las Velitas.

Ahora la pregunta que emerge es: ¿se está perdiendo la costumbre de comprar velitas y poner faroles en las calles? Varios habitantes de la ciudad señalan que no perciben una disminución de la población que no celebra esta fecha y por el contrario observan mayor acogida de la comunidad. “Cada año veo más y más personas que se unen a disfrutar de este espectáculo luminoso. Tanto jóvenes como niños disfrutamos de este día”, asegura María Luisa Castro, habitante del barrio Villa Carolina. 

Sin embargo, otras personas como Andrés  Rivero, discrepan de esta versión, señalando que la tradición sí se ha ido opacando debido a la religión  y a las preferencias de las nuevas generaciones por otro tipo de actividades como las celebraciones en discotecas.

Pese a las posiciones divididas, lo cierto es que las empresas de velas y faroles continúan en la lucha por ofrecer sus productos a quienes decidan vivir, desde la responsabilidad, la devoción y la alegría, esta tradición que marca el inicio de las fiestas navideñas.

Colaboradoras seleccionan las velas de colores. César Bolívar
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