Aunque sin duda este gobierno tiene parte de la responsabilidad porque sus políticas favorecen a los mafiosos, el origen del problema es el pacto con las Farc y sus garrafales errores en materia de narcotráfico.
Hoy no hay paz y las Farc tienen 7.925 hombres entre enfusilados y redes de apoyo.
Lo de Petro en Nueva York es escandaloso y una vergüenza. No solo por lo que dijo en la asamblea de Naciones Unidas, donde idealizó a los que transportan cocaína y pidió investigar penalmente al presidente de los Estados Unidos, sino por sus intervenciones fuera de la Asamblea.
Petro se descompuso. Sostuvo que “arriesgó su vida” en la lucha contra el narco, que no “calculó que el poder político en EE.UU. quedara en manos de los políticos aliados con el paramilitarismo”, que no va “arrodillar a la nación”, y que “no somos cipayos”.
El Congreso debe reducir el monto del presupuesto como mínimo en los 26 billones que Petro quiere en la tributaria y obligar al gobierno a ser austero.
La votación prueba que Petro perdió definitivamente las mayorías en el Senado. No es un asunto menor. Ratifica la independencia del Congreso y permite suponer que en el Senado votarán en contra de dos esperpentos que pretenden aprobar, la ley de Sometimiento y la Tributaria.
A los sobrevivientes al ataque no les brindaron apoyo. Siete de los uniformados murieron abandonados y esperando la asistencia, que no llegó sino en la mañana del día siguiente. “Se fueron muriendo poco a poco”, dijo el secretario de Seguridad de la Gobernación. ¿Cobardía? ¿Incapacidad? Inexplicable.
Una posibilidad que tiene que tener muy preocupados a Maduro y su gente. Las multimillonarias recompensas habrán despertado una creciente paranoia sobre infiltraciones, espionaje y doble juego.
Sí, necesitamos unidad. Pero no con Petro y su izquierda extrema. Solo le serviría a él para mitigar la críticas y esconder la pésima gestión de su gobierno corrupto, incompetente y mediocre.
Es probable que hoy en Colombia haya menos habitantes que los 52 millones de las cifras oficiales. De hecho, según el BanRepública, el decrecimiento empezó en 2022, 30 años antes de lo que preveía el DANE. Y todo muestra que la población seguirá bajando.