Gustavo Petro trató de “negacionistas” a sus contradictores sobre el cambio climático y la necesaria transición energética, una manera falaz de calificarnos a quienes no compartimos sus profundos errores sobre esos temas, tantos, que lo convierten, a él sí, en un auténtico negacionista.
Ecopetrol, en los últimos 10 años le ha aportado más de 240 billones de pesos al fisco nacional (…) Si Ecopetrol no le entrega esa caja al país, pues vamos a tener que asumir esos costos los colombianos.
El Gobierno de Colombia busca comprarle Monómeros al de Venezuela. No descarto que esa compra pueda hacerse, pero los colombianos tenemos derecho a conocer toda la verdad al respecto, en especial porque Nicolás Maduro ya dijo que ese negocio “es una realidad”.
No critico que en Colombia haya desarrollos en energías solar y eólica, sino que los pague Ecopetrol, que carece de caja suficiente para estar, al mismo tiempo, en ellos y en los petroleros.
No olvidar que el 91 por ciento de quienes se pagan sus estudios con créditos del Icetex pertenecen a los estratos 1, 2 y 3 y que el gobierno de Petro condenó a 131.166 jóvenes de estratos 1 y 2 a pagar hasta dos millones de pesos más de cuota por sus deudas, porque les redujo el subsidio a las tasas de interés y se las elevó hasta el 17 por ciento.
Aunque Petro y sus altos enmermelados se esfuercen en presentarse como el gobierno “del cambio”, quien no se deje obnubilar por su retórica agresiva y altisonante, y hueca, concluirá que, en el fondo y en muchos aspectos, ellos son mucho más parecidos que diferentes a los jefes de los gobiernos anteriores.
Bastante mal le fue a Petro en su descaro de violar la ley desconociendo la votación de 49 a 47 votos en el Senado contra la consulta y en salir con el llamado ‘decretazo’, otra intentona ilegal.
Petro y sus ministros incurrieron en el delito de prevaricato para intentar imponer una Consulta que ya fue rechazada por el Senado, decisión que no ha sido declarada ilegal por ninguna autoridad del poder judicial. Con desvergüenza pretenden arrogarse el derecho a convertirse en una especie de organización promotora de esta ilegalidad.
Quienes crean que porque Petro ganó la Presidencia y dice ser el representante del “pueblo” puede violar la Constitución se equivocan de cabo a rabo, porque eso es pensar con un sueño de golpe de Estado, el peor e ilegal paso imaginable.
Estalló un gran escándalo porque Ecopetrol infló un contrato en cinco millones de dólares con una firma de abogados norteamericana, contratada para medir el impacto de las andanzas de Roa en la desvalorización de las acciones de Ecopetrol en la bolsa de Nueva York.