Atlántico

Cabica: una isla apartada de la civilización y sin dolientes

La vulnerabilidad es una problemática en la vida de los pobladores de este territorio, que no tienen acceso a los servicios básicos  y demás derechos.

En medio del caudaloso río Magdalena está ubicada la isla Cabica, un pedazo de tierra que durante años ha estado en medio de un diferendo limítrofe entre Atlántico y Magdalena, el cual parece no tener final alguno.

Mientras se resuelve dicho debate de vieja data, más de 300 familias viven sumergidas en la “orfandad”. Su diario vivir se traduce a la absoluta “precariedad” por no disponer de una vivienda digna ni acceso a salud y educación de calidad, así como tampoco cuentan con oportunidades de empleo para su subsistencia. 

Un equipo periodístico de EL HERALDO se trasladó hasta isla Cabica para conocer de cerca el sentir de sus habitantes, quienes aseguran sentirse “aislados de la civilización”.

Debido al mal estado en que se encuentra la única vía de acceso a causa de las lluvias, los pobladores deben recurrir al transporte fluvial para entrar o salir de la isla. Desde el mercado municipal o el barrio 7 de Agosto de Soledad sale, de forma recurrente, una embarcación con destino a Cabica. Son necesarios, por lo menos, 30 minutos navegando en las aguas del indomable Magdalena para llegar hasta este terruño.

Al llegar se divisan decenas de casas de tabla e improvisados cambuches creados con plásticos. Algunos sectores de la isla se encuentran prácticamente inundados debido a los altos niveles que el Río ha logrado para esta época del año.  Los lugareños utilizan esas aguas para realizar sus labores domésticas, una alternativa para vivir debido a que no cuentan con el servicio de acueducto. 

Así lo ratificó Judith Lugo González, quien sentada en la terraza de su humilde vivienda relató que tras recoger el agua en pimpinas, lo mezclan con un producto blanqueador para “poderla consumir y utilizarla para cocinar”.  

Un centro asistencial es otra de las falencias que aqueja a esta comunidad. De acuerdo con la mujer, “cuando uno se enferma, se puede morir acá porque no hay donde podamos ir. Lo que hacemos, en algunas ocasiones, es trasladarnos hasta Soledad para que nos atiendan, pero la distancia juega en nuestra contra”.

 Nelsy Donado, madre de tres hijos, narró que en 10 años que tiene viviendo en la isla nunca ha visto ningún tipo de ayuda para sus vecinos y mucho menos para ella. Pero, lo más doloroso para ella es que sus pequeños no disponen de una institución educativa idónea para formarse y prepararse para buscar un futuro mejor.

“Todos los días deben caminar un largo trayecto bajo el inclemente sol para asistir a lo único que existe como escuela para ellos. No es justo”, sostuvo. 

Su opinión también es respaldada por Libia Elena Castro, una joven de 27 años que se mostró preocupada por la situación que viven sus hijos al estudiar en la I.E Josefa Donado de Soledad, puesto que en algunas ocasiones le ha tocado enviar a sus hijos en la madrugada para que los pequeños puedan llegar a tiempo a clases.

“Siento miedo que mis niños estén por ahí en la madrugada para ir al colegio, por eso no les he enviado más y me ha costado que los niños estén perdiendo el año por no tener un medio de transporte seguro”, explicó. 

En ese sentido, Castro también recalcó que merecen “vivir” en otras condiciones y que el futuro de los niños que están en Cabica no puede depender de una moto que los lleve hasta el casco urbano de Soledad. 

Por otro lado, Gladis Castro, líder comunitaria de Cabica, afirmó que no cuentan con ninguna vía de acceso para salir al pueblo porque la carretera que conecta con Soledad está reventada. 
Con base en ello, la habitante les solicitó ayuda a las autoridades del Atlántico y el Magdalena para que centren su mirada en la población vulnerable.  

La población vive en casas de tablas o improvisados cambuches de plastico. Johnny Olivares
Hablan las autoridades

Leonardo Pereira, secretario de Planeación de Soledad, contó que a través de una investigación que adelantó el municipio se descubrió que la Corporación Autónoma Regional del Atlántico (CRA) expidió una autorización hace algunos años a una empresa que está instalada en ese punto del territorio. 

Según el funcionario, la CRA vinculó unas coordenadas al Instituto Geográfico Agustín Codazzi (Igac) en su momento y a raíz de eso se presentó una solicitud ante la Superintendencia de Notariado y Registro para que se abriera un código de matrícula en la jurisdicción de Soledad haciendo parte a la isla Cabica de ella. 

Sobre eso, Pereira dijo que Soledad actualmente está en la “reclamación” de su parte de tierra que se encuentra  allí. Sin embargo, agregó que desde la Superintendencia de Notariado y Registro no han recibido respuesta alguna. 

“Cabica geográficamente estaría en Soledad, pero su jurisdicción político-administrativa es de Sitionuevo, porque esa franja de tierra tiene un registro que está cargado a ese municipio del Magdalena”, afirmó el secretario de Planeación de Soledad. 

Por su parte, José Alcides Manga, alcalde del municipio de Sitionuevo, Magdalena, fue enfático al mencionar que en esta población quedó establecido –según el Igac– cuáles eran las áreas correspondientes amparadas por el ley, entre esas están 13 islas que hacen parte de este departamento, Cabica es una de ellas.

“No atendemos a la población de Cabica porque la mayoría se desplaza hasta el municipio de Malambo y Soledad”, explicó el funcionario. 

 

CRA se pronuncia

La autoridad ambiental del Atlántico informó que –en atención a la solicitud por la Autoridad Nacional de Licencias Ambientales (Anla) y la Alcaldía de Soledad– en el año 2014 realizaron una visita técnica para determinar la jurisdicción de Cabica ante el proyecto de mantenimiento de Barcazas y Remolques. 

En ese sentido, la CRA concluyó que la concertación cartográfica se encuentra en jurisdicción del Atlántico.

¿Qué dice el Igac sobre este caso?

Pamela Mayorga Ramos, directora de Gestión e Información Geográfica del Instituto Geográfico Agustín Codazzi (Igac), le explicó a EL HERALDO que la línea limítrofe entre el municipio Soledad (Atlántico) y Sitionuevo (Magdalena) no tiene una “normatividad” que la describa porque los límites en el país se definen bajo un soporte de tres criterios que consiste en el normativo, histórico y el cartográfico. 

Por tales razones, Mayorga Ramos resaltó que no se puede establecer normalmente, “a menos que se aperture un proceso de deslinde en el marco de la ley 1447 que determine la participación de las partes y cada una exponga sus pretensiones y se defina por donde debería ir la línea limítrofe”. 

La funcionaria además destacó que, el instituto brinda un apoyo en la delimitación de las poblaciones, pero al final quienes destinan por donde va límite son los gobernadores o alcaldes que la intervienen.

“Desde el Igac recomendamos que inicien un proceso de deslinde de acuerdo con la ley 1447 para que rindan un oficio de apertura del proceso y así podamos aperturar el caso”, concluyó.

Johnny Olivares
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