Han pasado siete días de la emergencia que marcó la historia del municipio de Piojó, Atlántico. En el cementerio se escucha cómo las bóvedas que aún están en pie se caen poco a poco por la inestabilidad del terreno. En los espacios se observa un polvo blanco, es cal, su finalidad es disipar un poco los fétidos olores que emanan de las bóvedas que están abiertas y en donde se observan gran parte de los ataúdes.
A los lejos se sienten los lamentos de Braulio Imitola Jiménez, quien se ha convertido en el 'guardián' de este espacio, pues aquí reposan los restos de sus padres, abuelos paternos, tíos, cuñada y sobrino. Sigue a la espera de lo que sucederá con ellos.
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Con la voz entrecortada, este adulto mayor de 66 años relató que una vez se enteró del desastre que arrasó con todo a su paso la madrugada de aquel domingo 6 de noviembre lo primero que hizo fue llegar al cementerio. Al observar el panorama y dimensionar la magnitud de lo sucedido no hizo más que poner sus manos en la cabeza y clamar misericordia a Dios.
'Me dio mucha tristeza, solo levanté mis manos al cielo y me puse a llorar. Construimos esas bóvedas con mucho sacrificio y esfuerzo, y más que lo material son los restos de nuestros seres queridos, es lo que ellos significan aún para nosotros y que a pesar de estar muertos también resultaron afectados con toda esta emergencia', expresó Braulio, mientras acomoda su tapabocas y seca sus lágrimas.
Aunque directamente su vivienda no resultó afectada por el movimiento en masa, dos de sus hermanos sí lo perdieron todo y hacen parte de las 176 familias que hasta la fecha han sido reportadas como damnificadas de esta emergencia.
La espera continúa
A pesar de estar cerrado de manera permanente y de haber sido instaladas cintas amarillas que advierten 'Peligro, no pase', el cementerio no ha quedado del todo solo, cada cierto tiempo familiares y curiosos visitan este lugar.
Es el caso de Armando Pumarejo Jiménez, quien en diálogo con esta casa editorial aseguró que visitar el cementerio de su pueblo natal en estas circunstancias es revivir el dolor de la pérdida de sus familiares.
'Se han dicho muchas versiones de lo que puedo haber ocasionado esta emergencia. A pesar de haber perdido todo lo material, agradezco a Dios que mi familia y mis vecinos están bien. Ahora lo que nos preocupa son los restos de nuestros seres queridos, estamos a la espera de que nos digan qué sucederá con este espacio, si se trasladarán los cuerpos o cuál es el paso a seguir', manifestó Armando Pumarejo.
Asimismo reveló que, al llegar a este lugar, es imposible que su mente no evoque los momentos que vivió hace 15 años junto a su familia cuando sepultaron a uno de sus hermanos.
'Es revivir el dolor de esa partida, es una tristeza que no se puede describir. Llegar y ver cómo quedó en nada en el cementerio es muy duro para nosotros, sobre todo porque muchos de los restos de nuestros seres queridos están afuera porque las bóvedas se fracturaron todas', puntualizó el hombre.
90 % del cementerio quedó destruido
De acuerdo con Alfredo Nieto, administrador del cementerio del municipio de Piojó, este espacio está compuesto por alrededor de 300 bóvedas, y de estas el 90 % quedaron totalmente destruidas, incluso algunas fueron 'tragadas' por la tierra.
'No tengo palabras ni ánimo para describir cómo fueron esos momentos. Vi cómo se cayó el poste que estaba al frente de mi casa, y de inmediato salimos corriendo para esta vía del cementerio que es por donde uno sube para la otra parte del pueblo. Ahí vimos cómo las bóvedas se deslizaban saliéndose de sus lugares y se fracturaban', detalló Alfredo.
También expuso que en conjunto con la Secretaría de Salud municipal y la departamental se han visto en la obligación de regar cal por los espacios que aún están transitables, pues esta es la única forma que tienen por el momento para disipar un poco los olores que emanan de las bóvedas que están abiertas por las fracturas y en las cuales se observan los ataúdes.
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Se estudia la declaratoria de campo santo
La alcaldesa del municipio de Piojó, Omaira González Villanueva, dijo a EL HERALDO que actualmente se estudia la viabilidad de declarar este espacio como campo santo; sin embargo, este proceso es realizado por parte de la Corporación Autónoma Regional del Atlántico, CRA, y la Secretaría de Salud departamental.
'Por lo pronto los trabajos de mitigación se están realizando porque hay muchas bóvedas expuestas y por ende los cadáveres, y eso necesita de un tratamiento. El monitoreo es permanente y lo adelanta la CRA y la Gobernación del Atlántico, hasta tanto el terreno no seque y deje de moverse no vamos a definir si se declarará campo santo o no. Además, se debe adelantar un proceso con las familias a ver qué deciden ellos también', enfatizó la funcionaria.
Medidas de manejo ambiental
Tras la declaratoria de emergencia ambiental y sanitaria, el director de la Corporación Autónoma Regional del Atlántico, CRA, Jesús León Insignares, entregó a las autoridades departamentales una serie de medidas que se deben adoptar antes, durante y después de intervenir el cementerio de esta población.
Según León Insignares, previo a una posible intervención sobre el área afectada se debe disponer con personal idóneo, capacitado en la manipulación de cadáveres y contar con las condiciones, los permisos y/o licencias para desplazar los cuerpos hacia un nuevo lugar para su disposición en tumba o bóveda o para su cremación.
'De antemano, es recomendable evitar la reubicación de cadáveres y el desplazamiento de tumbas, y de ser totalmente necesario se recomienda identificar las tumbas a desplazar conforme el tiempo de inhumación, consolidando un registro con datos de referencias geoespaciales', expuso el funcionario.
Además, añadió que 'las labores de remoción de escombros y exhumación preferiblemente deben realizarse sin lluvia y con presencia exclusiva del personal experto definido por la Gobernación, cumpliendo con las recomendaciones sanitarias que establezca la entidad competente. En caso de generarse algún flujo que se asemeje a manantiales, durante la ejecución de las actividades, se recomienda suspender las mismas'.



















