En su superficie resguarda la historia de su recorrido: conchas de moluscos, de múltiples capas, decoran su cuero, mientras que varios cirrípedos —una clase de crustáceo— se alzan como pequeños valles en sus bordes internos. Ella, que recorrió el mundo volando sobre las nubes, cayó a las profundidades del océano.

Ahora, esta llanta de avión tiene adherida una diminuta parte de la vida marítima sobre su caucho y funciona como símbolo de dos mundos que no debieron fusionarse en un principio.
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Por la fuerza del mar, fue expulsada hasta la playa Pozos Colorados, en la ciudad de Santa Marta. En donde actualmente, en el hotel Estelar Santamar, es expuesta para concientizar a los más pequeños, y a sus familiares, sobre la importancia de no arrojar residuos a los mares. Y, a su vez, ejemplifica las virtudes de la economía circular.
Sofía, la llanta viajera
Alexander Chávez fue el encargado de construir la narrativa alrededor de la llanta para el mencionado hotel.
El hombre, que trabaja en la protección y conservación de los ecosistemas costeros y marinos del lugar, lideró el proyecto de hacer un libro junto con el Sena y una investigación con Sennova, sobre el recorrido de esta llanta, a la cual bautizaron como ‘Sofía, la llanta viajera’.

Este neumático, de 95 centímetros de diámetro y 35 cm de ancho, viajó más de 17.000 kilómetros desde Guilin, China, en donde fue fabricada. Un dato que conocieron debido a los códigos y letras impregnadas sobre la llanta.
En la crónica construida, cuyo texto se encuentra en el repositorio de la red nacional de bibliotecas, detallaron que una vez fue instalada sobre un avión, realizó 250 viajes, el cual es el tiempo de utilidad de una llanta de avión.
Según lo que indican las perforaciones a su alrededor, una vez su propósito culminó, fue desechada para convertirse en un escudo protector de un barco.
No obstante, un día cualquiera cayó al océano y se instaló en lo que sería su nuevo hogar. Lo cierto es que su material se descompone y contamina la vida marítima de su alrededor. Lo que, seguramente, generó un gran daño al ecosistema.
“Cuando encontramos la llanta, el Sena estaba aquí con nosotros en esta área. Empezamos a investigar, a buscar información sobre las llantas, sobre el caucho y así nació la historia. Construimos una historia real muy bonita que, hoy en día, deja un mensaje para todo el mundo sobre la sensibilización y la protección de nuestros mares”, explicó Chávez a EL HERALDO.
Además de despertar curiosidad por conocer el origen de esta llanta, la meta principal es destacar la importancia de cuidar el medio ambiente.
“En el tema del reciclaje tenemos que trabajar todos. Y nuestros niños siempre serán el presente y el futuro, así que por ellos hay que trabajar muchísimo. Encontrar niños interesados en recoger basura y que, todos los días, cuando ven algo en el mar, lo recogen y lo depositan en las canecas, es algo muy gratificante”, reiteró.
Prioridad ecológica
Por su lado, Francisco Coronado, gerente del hotel, indicó que Sofía representa un ejemplo de economía circular, demostrando que los objetos que han cumplido su vida útil pueden emplearse en otras actividades.

“Por ejemplo, con Sofía, que era una llanta, hicimos una recolección de otras llantas, y una empresa del grupo Cerrejón realizó un proceso de trituración para darle otro uso a ese material. (...) Por eso, para nosotros es muy importante la sostenibilidad y la economía circular para el mantenimiento y el sostenimiento de nuestro medio ambiente”, resaltó.
De acuerdo con el encargado, en los últimos años han estado trabajando arduamente en la limpieza de playas, empezando por una brigada de limpieza en la playa frente al hotel y sus alrededores. Encontraron una oportunidad que no se había abordado y era la microbasura, por lo que comenzaron a diseñar elementos para recogerla, como colillas de cigarrillo, latas de cerveza, tapas de gaseosas, vidrios y otros residuos pequeños.
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“Hemos recogido más de 7.000 colillas de cigarrillo en 24 jornadas. No sé si saben que cada colilla contamina 10 litros de agua; esa es la dimensión de este trabajo que estamos haciendo. Lo realizamos cada mes con los empleados e invitamos a empresas, a los mismos huéspedes y hacemos campañas con los niños”, mencionó Coronado.
De esa forma, todos los sábados desarrollan una actividad de concientización ambiental dirigida a los niños, donde realizan dinámicas para que aprendan a cuidar el mar.
“Yo creo que los niños tienen un papel fundamental en el cuidado de las costas, porque, como todos sabemos, Santa Marta depende de las playas y de la limpieza del mar. Entonces nos imaginamos trabajos ambientales en conjunto con los hoteleros y con muchas entidades encargadas de estos temas”, finalizó.
Un esfuerzo integral
Los vendedores locales también son una pieza clave para la limpieza de la playa del hotel y en ese sentido, reforzar el mensaje ecológico que transmite ‘Sofía, la llanta viajera’.
Para Aldivis Rodríguez, quien es promotor turístico y también comerciante informal, es crucial proteger las playas porque les favorece que cada día llegue mucho más turismo a Santa Marta.

“A los turistas y visitantes, quiero invitarlos a que nos ayuden con las jornadas de limpieza constante, para así tener una mejor playa y mejor ambiente que nos generen riquezas económicas”, sentenció Rodríguez.
Economía circular
De acuerdo con la fundadora de El Taller del ReUso, Diana “Resuo”, la economía circular es un modelo económico que busca minimizar residuos y maximizar la eficiencia de los recursos.

“Es como extender la vida útil de los productos y de algunos materiales; eso es lo principal. Pero también debemos partir de lo más importante, que es el diseño: cómo comienzan los productos y cuál va a ser su trazabilidad. La economía circular busca eso específicamente: que, en lugar de que sea un sistema lineal de extraer, producir, usar y desechar, se genere un ciclo en el que los materiales circulen continuamente dentro de los procesos”, explicó.