Este domingo culmina la celebración de la Semana de la Herencia Afro, esta vez ‘condimentada’ por una casualidad extraordinaria: desde el Gobierno nacional se llevó a cabo un nuevo acto de desagravio en la memoria de Juan José Nieto Gil (1805-1866).
Nieto Gil fue el primer presidente afrodescendiente en la historia del país, en 1861. Además se desempeñó como jefe militar, revolucionario, abolicionista del esclavismo, novelista y masón en el grado 33 de soberano Gran Comendador de la Logia Hospitalidad Granadina. Demasiadas cosas, en relativo corto tiempo.
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Tal vez por eso, en aquellos juegos de envidias palaciegas, fue que se decidió por parte de sus sucesores que no solo su retrato fue pintado de blanco para disimular su original tono de piel, sino que además terminó siendo borrado de la línea de presidentes en la historia.
La escultura de Nieto Gil
No fue sino en 2018, durante el mandato de Juan Manuel Santos, que su retrato fue restaurado al color original y colgado en la galería de los presidentes de la Nación.
Pero esto fue poco, al menos para el escultor cartagenero Óscar Luis Noriega Sarmiento, quien por aquellas épocas leyó la investigación periodística que contó la historia de Nieto Gil y se interesó tanto en el personaje que decidió hacer la estatua para homenajearlo.
“Comencé a investigar sobre la vida de Juan José y quise, de manera personal, también tratar de plasmarla desde el punto de vista escultórico, en un busto. Entonces quise tener más representación, ya que él ya tenía una pintura y quise de pronto tratar de realizar un estudio morfológico a las únicas dos fotografías que existen de él. En un principio, uno ve que la fotografía es plana, sin perspectivas, uno ya con un poco de experiencia a través del tiempo, de muchas obras realizadas, uno ve la morfología y haciendo un estudio de proporciones para darle volúmenes, características al personaje con la figura, con la foto o con la figura plana”, explicó.
Rememoró, además, que “cuando se domina el tema, porque no es la primera vez, ya he hecho más de 40 esculturas más o menos de gran formato, ya eso facilita un poco la elaboración y más cuando no era un encargo determinado para alguien más, sino que era un reto personal”.
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Tan buena queda la primera versión de la escultura, a finales de 2019, que luego vació una en bronce hace unos cinco años y comenzó a llevarla a diferentes puntos de Cartagena a exhibirla. Un buen día, hace un año en el Palacio de la Concordia, Juan David Correa, quien para la fecha era el ministro de las Culturas, las Artes y los Saberes, la vio y se la solicitó a manera de donación.
“Es la satisfacción más grande, hacer y colocar un granito de arena para que se le haga el gran homenaje a Juan José Nieto. Y la satisfacción personal mía de estar al lado de los grandes artistas de Colombia y Latinoamérica en la Casa de Nariño. Eso no tiene precio desde el punto de vista emocional y desde el punto de vista de gozo, de satisfacción”, remarcó Óscar Luis al dimensionar su logro artístico.
El afro que los hizo libres
Amylkar Acosta es conocido por haber sido ministro y tener un amplio conocimiento en el tema eléctrico en el Caribe colombiano. Pero además de ello, es miembro de la Academia Colombiana de Historia, a la cual ingresó con un libro titulado ‘Dos figuras cimeras de la afrocolombianidad’, que se basa en la vida de Nieto Gil y Luis Antonio Robles.
En esa investigación, Acosta hace el recuento de una muy gran particularidad: fue un afro que decretó el fin del esclavismo, cuando fue presidente del Estado Soberano de Cartagena, señalando la libertad para todos los llamados ‘negros’ de la época.
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“Con la elección de José Hilario López en 1849 como presidente se le puso fin a la hegemonía conservadora. En 1851 nombró a Juan José Nieto como gobernador de la provincia de Cartagena y en 1854 le fue renovado su mandato. Al proclamar en su jurisdicción el fin de la esclavitud el primero de enero de 1852, proclamó en plena plaza pública: ‘Ha desaparecido para siempre entre nosotros el odioso título de señor y esclavo (…) celebramos el triunfo de la humanidad sobre la violencia’ y sentenció desafiante: ‘Bien puede pesarle a los rancios privilegios, nada importa’, ante la mirada de los cartageneros”, expresó Acosta.
Y es en que en la mirada de los estudiosos, este fue un momento de mucho poder político, social y simbólico para la Colombia de aquella época. Así lo resaltó Emmanuel De La Cruz, investigador del Museo de Baranoa, que hoy en día tiene una sala dedicada especialmente a recordar la obra de Nieto Gil.
“La fecha del 21 de mayo es muy importante porque efectivamente celebramos el Día de la Afrocolombianidad, pero el 21 de mayo es una fecha también muy importante porque se cumplen años de la Declaración de la Abolición de la Esclavitud, que la hace el mismo Juan José Nieto. Hizo una serie de reflexiones importantes sobre lo fundamental que fue la fecha para lo que en ese entonces era la Nueva Granada. Entonces le toca un contexto bastante significativo, tanto por su papel como afrodescendiente, pero también porque él también cumplió un papel fundamental en la declaración de la abolición de la esclavitud, porque Cartagena es de las primeras ciudades que decreta efectivamente la abolición total de la esclavitud”, recordó.
Lucha contra el centralismo
Una de las grandes quejas en la región Caribe es el abandono al que está sometida la periferia del país, por la histórica acumulación de poder del interior. Desde ese entonces, Juan José Nieto, como afrocaribe, se dio cuenta el carácter de olvido en el que se podría sumir la provincia por la mala voluntad del poder central.
El periodista Luis Fandiño Roncallo, experto en la vida del presidente afro, aseguró que desde esos hace casi 200 años, Juan José Nieto Gil ya estaba en contra del centralismo y se declaró federalista, del partido de Francisco de Paula Santander.
“La lucha política de Juan José Nieto Gil que es la antorcha libertaria que se levanta en contra del brutal centralismo en que hemos estado metidos históricamente en Colombia desde la época colonial. Este centralismo acabó con el desarrollo regional, que despilfarró en Colombia bienes como el río Magdalena, cuya navegación fue abandonada, le destruyó los ferrocarriles, destruyó los puertos, acabó con un puerto importante como Puerto Colombia y además de eso le dio preponderancia a la multiplicación de los tractomulas que tanto desperdicio económico le generan al país. El modelo centralista se replicó también a nivel de las cabeceras departamentales que le han ocasionado también a la región Caribe un desastre cuyas implicaciones económicas políticas y sociales todavía nadie ha medido”, puntualizó.