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La movilidad en Barranquilla y en muchas otras ciudades del país continúa siendo uno de los principales desafíos para las autoridades.

En medio de los crecientes retos en este ámbito han emergido diversas alternativas de transporte que, con el tiempo, han ganado popularidad y protagonismo.

En las calles del sur y norte de la capital del Atlántico, cada vez más son las personas que optan por movilizarse a través de bicicletas, motocicletas y patinetas eléctricas.

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De acuerdo con los ciudadanos, estos medios de transporte han logrado cubrir vacíos que el sistema de transporte público tradicional no ha podido suplir de manera efectiva, ofreciendo soluciones rápidas y accesibles para la movilidad.

No obstante, también han generado nuevos retos. La falta de regulación, control y políticas públicas claras en torno a su uso ha derivado en situaciones que comprometen la seguridad vial, tanto para quienes los utilizan así como para los demás actores viales.

Es de anotar que el mercado de los vehículos eléctricos está creciendo a un ritmo acelerado impulsado por su bajo costo, facilidad de acceso y ahorro en combustible. En puntos estratégicos de la ciudad, como el ubicado bajo el puente de la calle Murillo, este tipo de vehículos se venden cada vez con mayor frecuencia, especialmente a personas que buscan una alternativa económica para movilizarse.

Johnny Carroll, vendedor de una marca de vehículos eléctricos, indicó que se ha incrementado el número de personas interesadas en adquirirlos.

“Se venden muchísimo. No se necesita licencia, ni mucha experiencia para manejarlas. Las usan para ir al trabajo, llevar a los niños al colegio y recorrer la ciudad sin gastar gasolina”, explicó.

Según Carroll, los precios oscilan entre los $2.400.000 y $4.500.000, dependiendo de la autonomía de la batería y la velocidad máxima.

Algunos modelos pueden recorrer hasta 60 kilómetros por carga y pueden llegar a los 53 kilómetros por hora.

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Además, la batería es extraíble y se puede cargar con electricidad convencional, lo que representa un gasto adicional estimado entre $2.000 y $6.000 en la factura de energía.

Una de las características destacadas es que, en caso de descarga, algunas motos cuentan con pedales que permiten continuar el trayecto como si se tratara de una bicicleta.

No obstante, la mayoría no cuenta con GPS, aunque los compradores pueden instalarlo por su cuenta. A cada comprador se le entrega una tarjeta de propiedad con el serial de la moto como único respaldo legal.

Para los usuarios como Camilo Segrega, el atractivo es evidente: “Son económicas, no hay que pagar impuestos, ni seguro obligatorio. Uno se ahorra en gasolina y en pasajes. La que voy a comprar cuesta $3.400.000, mientras que una moto convencional cuesta hasta $12 millones”.

Andrés Amortegui, un usuario que adquirió una patineta eléctrica durante la pandemia, destacó que su decisión estuvo motivada por evitar espacios cerrados y buscar un transporte económico y ecológico.

“La carga del monopatín no sube tanto el recibo de luz. Es como cargar un celular”, dijo.

Agregó que compró su vehículo por $3 millones, con una autonomía de 40 kilómetros y velocidad media adaptada al terreno urbano.

Señaló que aunque la experiencia ha sido en general positiva, también ha enfrentado dificultades. Las subidas pronunciadas, como las de la calle 51B, reducen notablemente la autonomía, especialmente cuando transporta más peso del recomendado.

“Llegué a subir con otra persona y el peso total era de más de 140 kilos. En algunas zonas simplemente el monopatín ya no avanzaba”, recordó.

Una de las principales desventajas que señaló es la falta de infraestructura vial para movilizarse con este tipo de vehículos: “Barranquilla no tiene ciclorrutas. Los carros no respetan al que va en monopatín. Ya he tenido varios accidentes”.

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Llamado a regulación

El auge de estos vehículos eléctricos se da en medio de un vacío de las normas vigentes, de acuerdo con lo evidenciado por expertos en movilidad.

Si bien las autoridades han advertido que muchas de estas motos requieren matrícula, licencia y Seguro Obligatorio de Accidentes de Tránsito (Soat), en la práctica, su venta y uso no están siendo regulados.

Los expertos han expuesto que si bien la expansión del mercado plantea una oportunidad para la movilidad sostenible en la ciudad, también abre el debate sobre la necesidad de una regulación efectiva que garantice la seguridad vial y evite posibles abusos o siniestros.

Asimismo, enfatizaron en que necesario que cada conductor de estos transportes alternativos tome conciencia sobre los riesgos que podrían generarse al no contar con pólizas de seguro o los elementos de protección necesarios para garantizar su propia seguridad y la de los demás actores viales.

Isidro Ruiz, experto en movilidad, expuso que estos medios de transporte, si bien son sostenibles, también deben ajustarse a regulaciones claras para garantizar la seguridad vial.

“Las patinetas eléctricas y los motociclos aportan al medio ambiente porque no contaminan y desde la movilidad representan una solución eficiente para recorridos urbanos.

Además añadió que “pero sus usuarios deben cumplir normas básicas, como el uso obligatorio de casco, chaleco reflectivo y luces durante la noche”, recalcó Ruiz en diálogo con EL HERALDO.

El especialista fue enfático en señalar que las motos eléctricas —a pesar de su creciente popularidad— están sujetas a requisitos legales específicos que muchos desconocen o evaden.

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“Según la Resolución 160 de 2017 del Ministerio de Transporte, estos vehículos deben estar matriculados, portar placa, contar con Soat, revisión técnico-mecánica y su conductor debe tener licencia de conducción categoría A1”, dijo.

Ruiz advirtió que muchos concesionarios engañan a los compradores al asegurar que estos vehículos no requieren ningún documento.

En ese sentido, subrayó que “si un usuario se ve involucrado en un accidente sin cumplir con los requisitos legales, podría enfrentar consecuencias graves, incluso un agravante en caso de homicidio culposo”.

Además, anotó que si bien las patinetas eléctricas no tienen una reglamentación tan estricta como las motos, sus usuarios deben transitar por la vía en el mismo sentido del tráfico, respetar los semáforos y no invadir zonas peatonales.

“La seguridad del usuario y de los demás depende del cumplimiento de estas normas”, subrayó el experto.

Aunque la regulación existe desde hace ocho años a nivel nacional, Ruiz señaló que el problema radica en la falta de aplicación efectiva por parte de las autoridades locales y en el desconocimiento por parte de la ciudadanía.

Por tal motivo, el llamado del experto es claro: si bien los modos de transporte eléctricos contribuyen a una ciudad más sostenible, su uso debe ir acompañado de responsabilidad, cumplimiento normativo y vigilancia estatal para evitar riesgos en la vía pública.

¿Respuesta de Mintransporte?

Con el objetivo de conocer mayores detalles alrededor de la regulación vigente para las patinetas, motos y bicicletas eléctricas, EL HERALDO consultó en varias oportunidades al Ministerio de Transporte, pero hasta el cierre de esta edición no obtuvo respuesta alguna.

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Las cifras apuntan a que la venta de estos vehículos aumentará

Según datos de la Asociación Nacional de Movilidad Sostenible (Andemos), en 2024 se vendieron 1.324 motocicletas eléctricas en el país.

Dicho segmento representó, aproximadamente, el 0,3% del total de ventas de motocicletas en el país, evidenciando un crecimiento limitado frente al mercado de motos de combustión interna; sin embargo, desde la asociación no se descarta que la tendencia se incremente en los próximos meses.

En cuanto a las ventas de bicicletas eléctricas, estas representan el 94,7 % en el segmento de movilidad verde a través de comercio electrónico en Colombia, superando ampliamente a las patinetas y motocicletas eléctricas.

Para el gremio, las cifras reflejan una tendencia creciente hacia la adopción de medios de transporte eléctricos, especialmente en entornos urbanos de gran dinamismo.

No obstante, el desarrollo de infraestructura adecuada y políticas públicas que promuevan y regulen el uso de estos vehículos han sido consideradas como fundamentales para consolidar esta transformación en la movilidad del país.

Andemos también mencionó que estos nuevos medios de transportes eléctricos no aparecen regulados en el Código Nacional de Tránsito; sin embargo, los conductores deben respetar la Ley 769 de 2002, la cual expone que todo vehículo debe respetar a los actores viales.

Dado a la gran acogida que ha tenido estos medios de transporte en ciudades como Bogotá se ha decidido regularlas para garantizar su seguridad.