Una de las estrofas del himno de Sucre y que retumba en el corazón de los nativos es: 'Sucre es un tesoro de bellezas sin igual, sus verdes montañas y sus arroyos y su mar'.
Esta frase habla sobre la variedad de un territorio en el que los turistas pueden gozar de diversos escenarios en cinco subregiones: Golfo del Morrosquillo, Sabana, Montes de María, San Jorge y la Mojana.
Cuando se hablaba de turismo en este pedazo de Colombia, los visitantes y aún los nativos solo evocaban el sol y la playa de tres de los municipios que conforman la subregión del Golfo del Morrosquillo: San Onofre, Tolú y Coveñas, en este último donde también pueden disfrutar de ecoturismo en la Ciénaga de la Caimanera, un ecosistema de manglar.
Sin embargo, con el pasar de los años se han descubierto otras rutas que hoy mueven la industria sin chimenea en la tierra mariscal.
En esa misma subregión, en el corazón de Toluviejo, se encuentran las cavernas de San José, Las Mercedes y cueva Clara, cuyos interiores están embellecidos por estalactitas y estalagmitas lo que las hacen atractivas a los amantes del turismo ecológico sino estudiantil.
A pocos metros, en San Antonio de Palmito, tierra del sombrero vueltiao más grande del mundo, viven artesanos que enseñan cómo realizan este accesorio insignia nacional, desde que se cultiva la palma hasta que el producto es terminado.
La Sabana también tiene muchos contrastes, en Sampués, otro municipio donde se realiza el sombrero vueltiao, es el corredor artesanal de Sucre. Por cerca de un kilómetro de vía están expuestas todo tipo de artesanías y muebles en madera.
Sincelejo, la capital del departamento, aún conserva su centro histórico con casas de arquitectura republicana.
A escasos 15 minutos queda Corozal, reconocido por la exquisitez de sus pasteles y venta de diabolines, el pasabocas de los sucreños, que es elaborado en el Betulia, el municipio vecino, donde familias enteras lo elaboran y exportan a otros países. Visitantes de toda Colombia llegan a estas poblaciones a degustar sus platos.
Sincé, es el primer pueblo de Sucre reconocido como Santuario Mariano lo que ha activado el turismo religioso que hasta hace un año era exclusivo de San Benito Abad, el principal sitio de peregrinación al encontrarse la Basílica Menor del Señor de los Milagros.
Colosó, la puerta de los Montes de María, desde hace cerca de un lustro se ha convertido en un sitio turístico por sus manantiales o piscinas naturales que son antecedidas por un una arquitectura en madera que hace mágico aquel lugar otrora reconocido por actos de barbarie y crueldad de la violencia.