Si a alguien le debe inquietar la logística, la forma y el alma del Carnaval de las Artes es a Heriberto Fiorillo. Pero él, con un movimiento de mano –como los que suele hacer cada vez que conversa– borra todo atisbo de preocupación.
Sabe de qué esta hecho su –nuestro– festival, y lo disfruta. Puede que de ahí venga la frase que ha acompañado el evento por diez años: 'la reflexión como espectáculo'. Lo piensa y lo dirige. Y lo goza.
Este año, 'la reflexión como espectáculo' cumple una década. ¿Cuál es su reflexión personal sobre estos diez años?
Pienso que debemos seguir trabajando para que la reflexión no disminuya frente al espectáculo. Para que la crítica sea una actitud permanente de nuestros jóvenes. Con imaginación crítica todavía puede cambiarse el mundo.
La nómina de invitados es parte clave del Carnaval de las Artes. ¿En qué momento del año puede dormir tranquilo porque está configurada tal cual lo soñó?
Alrededor de octubre ya debo saber quiénes vienen, pero la configuración de la lista no me intranquiliza. Me divierte, es como un juego en el que mis amigos participan activamente.
¿A qué invitado ha intentado convocar en estos 10 años y se le ha hecho imposible?
Bueno, ya renuncié a Umberto Eco. Era un tipo clave para nuestra clase de festival, pero creo que ya ni el médico lo deja hacer viajes tan largos.
Muchos de los invitados llegan sin que el público conozca nada sobre ellos y terminan cautivando. ¿Con cuál figura le ha pasado eso a usted?
Uno de los objetivos del Carnaval de las Artes es aumentar el conocimiento (no el reconocimiento) de nuestro público y, en consecuencia, ponerlo a dialogar con seres creativos que desconoce. Traer figurones porque sí no tiene gracia. Por eso insistimos en aquellos creadores que 'una vez sepas lo que hacen, no te los querrás perder'.
Se podría suponer que la primera edición, por convocatoria, patrocinadores, difusión… fue la más complicada. ¿Fue así?
No lo fue. Me fascina arrancar proyectos, mover voluntades, crear conciencia, atizar responsabilidades. Y, gracias al cielo, no me han faltado cómplices. Dicho de otra manera, si te fijas bien, no he hecho nada distinto a aceptar deliciosos desafíos.
¿Adónde aspira llevar al Carnaval de las Artes? ¿Hasta qué peldaño sueña escalar?
Aspiramos a la excelencia como seres humanos y eso nos basta como aspiración. Pero el destino del Carnaval de las Artes depende también de su público, de sus artistas, de sus sponsors, de las entidades del Estado, y de sus niveles de cultura. Por ahora, el abrazo es amplio, aunque el alza del dólar amenace nuestra existencia.