¿Un tornado de feroces tiburones cayendo sobre Nueva York? Aunque suene absurdo ese es el resumen de la película Sharknado, The second one, largometraje realizado para el canal Syfy por el director Anthony C. Ferrante.
La cinta fue transmitida el pasado 31 de julio y se convirtió en un fenómeno de audiencia y redes sociales. Según un informe, del canal especializado en ciencia ficción en Estados Unidos, 3,9 millones de espectadores vieron la segunda parte de la saga. El servicio que monitoriza los ratings Nielsen registró 581.000 tuits sobre Sharknado (juego de palabras en inglés que fusiona tiburón y tornado).
'Es la cinta más social que ha habido en la televisión, incluso más social que cualquier episodio de Game of Thrones, The Bachelorette o Survivor', publicó Syfy a través de un comunicado.
Fenómeno de masas. 'Las redes sociales fueron las que se encargaron de darle ese nivel de popularidad', explica el crítico de cine Andrés Hoyos.
'Las películas de clase B como Sharknado, son para que la gente se divierta. No tienen un género definido. Lo único que pretenden, a través del absurdo, es generar entretenimiento entre la gente. Es tan descabellada que pasa del asombro a la risa', puntualiza Hoyos, quien describe el hecho de ver estas producciones como 'un placer culposo'.
Para Julio Lara, crítico de cine, 'el rating es una condición de sintonía, no un medidor de calidad'. Por eso considera Lara que una cinta como esta 'no clasifica en esos ejemplos que madurarán con el tiempo en los imaginarios audiovisuales' ni llegará a convertirse en 'una cinta de culto'.
Lara, quien también es docente universitario, asegura que lo atrayente de esta cinematografía es que 'el espectador promedio siempre tendrá la tentación a aceptar el llamado del morbo, de lo truculento, de la ficción arraigada en lo inverosímil' para salir de lo cotidiano y lo establecido. 'Por eso muchos prefieren el cine clase B', precisa Lara.
Películas clase B. Durante la depresión de los años 30, los estudios de Hollywood sufrieron una disminución de espectadores. Entonces decidieron presentar una doble función que constaba de un largometraje principal, o clase A, y uno secundario de bajo presupuesto, o clase B.
Los estudios llegaron incluso a formar sus unidades especiales dedicadas exclusivamente a producir este tipo de películas manejadas por productores que conocían cada aspecto del cine de bajo presupuesto.
A pesar de estar ubicadas en una ‘baja denominación’, la importancia de este tipo de filmografía es que muchos de los largometrajes se convirtieron en clásicos del cine, lanzando a directores y actores a la fama y al éxito.
'Directores como James Cameron con Piraña, Brian de Palma con El fantasma del paraíso y Francis Ford Coppola con Demencia 13, son algunos ejemplos', manifiesta Andrés Hoyos, quien recomienda filmes como El ataque de los tomates asesinos, Pink flamingo y El vengador tóxico. En cuanto a películas colombianas de este estilo aconseja ver 'Funeral siniestro de Jairo Pinilla'.
Lara afirma que es 'el paso del tiempo' lo que permite que estas cintas 'sean mejor apreciadas' cuando se logra 'un consenso sobre su valor estético' en términos de puntos de vista e 'independencia conceptual de sus creadores'.

George Clooney (der.) participó en el filme ‘El retorno de los tomates asesinos’ antes de ser famoso en ‘E.R.’.
Claves para identificar a una película clase B
Desde las primeras películas de este estilo se han ido diversificando las particularidades que pueden identificar a un filme de Clase B. La combinación de características como el bajo presupuesto, la apariencia disminuida en calidad, el tono artesanal; la explotación de la violencia, el sexo y demás pasiones humanas; la truculencia en los temas tratados, la discreta distribución comercial; la recurrencia y la mezcla de varios géneros cinematográficos y los argumentos absurdos hacen que un filme sea ubicado en esta clasificación.
Cineastas como Quetin Tarantino y Robert Rodríguez son seguidores de este tipo de cintas, por eso le han rendido cultos con títulos como Del crepúsculo al amanecer, Prueba de muerte, El planeta del terror o Machete.

Escena de la película italiana ‘Holocausto caníbal’, filmada en el amazonas colombiano y peruano.

La cinta Mad Max, protagonizada por Mel Gibson, es considerada de serie B por el crítico Andrés Hoyos.