
Dos barranquilleros ganan el Salón de Arte Bidimensional
Entre los cuatro ganadores, la Fundación Gilberto Alzate Avendaño de Bogotá premia a los costeños Gonzalo Fuenmayor y Nadir Figueroa.
Acostumbrados a saber de Gonzalo Fuenmayor a través de sus premios y de sus dibujos, ahora una foto tomada en plantaciones bananeras del Magdalena ha sido una de las cuatro obras ganadoras del Salón de Arte Bidimensional creado por la Fundación Gilberto Alzate Avendaño. El Salón permanecerá abierto en Bogotá hasta el 14 de enero de 2014. Desde Miami, donde reside hace varios años, le dijo a EL HERALDO que por el momento no tiene exposición programada en su Barranquilla natal, “pero espero poder hacerlo en un futuro cercano”.
Su más reciente premio internacional fue una beca al Amazonas, donde con cámara fotográfica fue al encuentro vivo con el arte. Ahora gana en Colombia un salón de arte con una foto. ¿Le quedó gustando la incursión en la fotografía?
Más que una nueva incursión, la fotografía quizás ofrece otra estrategia para enriquecer el discurso visual en el que he venido trabajando durante todos estos años. La experiencia de estar en el Amazonas a comienzos de este año, gracias a una beca otorgada por el School of the Museum of Fine Arts de Boston, fue única. Documentar esta vivencia fue muy interesante, y creo que de cierta manera ayudó a sazonar el tipo de fotos que ya se cocinaban en mi cabeza. La selva y el enigmático río Amazonas ambientaron la imagen de misterio que quise recrear meses después en Ciénaga, en medio de una plantación bananera.
A primera vista la producción de la foto ganadora se torna compleja por la búsqueda de la perfección luces y sombras. ¿Cómo la hizo?
Tuve la oportunidad de llevar varias lámparas victorianas a una plantación bananera en Ciénaga, y con la ayuda de un estupendo grupo de trabajo, instalar, alumbrar y fotografiar esta imagen híbrida, en donde la decadencia y la opulencia convergen.
¿Cómo ve ahora Gonzalo Fuenmayor su propia obra?
Mis dibujos han tenido siempre una estrecha relación con la imagen fotográfica y el collage. Para esta nueva serie decidí invertir los papeles y llevar aquellos collages y fotos que han servido como modelos para dibujos, a la realidad.
¿Qué se siente ganar tantos concursos y becas?
Se siente muy bien. He aplicado a este concurso por varios años. Siento que este logro, más que un premio a la obra en sí, lo es a la constancia, perseverancia, y al proceso que he llevado durante todo este tiempo.
La obra. ‘Génesis #1’ (impresión digital sobre papel metálico, de Gonzalo Fuenmayor, de la serie ‘Papare’, explora la complicidad entre lo decorativo y lo trágico. “Las fotografías activan lo contradictorio dentro de un orden delicado e imaginativo: se cuestionan nociones de poder, lugar y pertenencia mediante la puesta en escena de elementos disonantes en un contexto tropical. Al entrelazarse en la plantación el esplendor y la decadencia, se evidencian las maneras en que la explotación social y una violencia no explícita se conjugan con la opulencia”.
“Me considero un pintor de oficio”: Nadir Figueroa
Parece una fotografía pero en realidad, conforme a lo que es el arte bidimensional, Nadir Figueroa, gana el Salón Gilberto Alzate Avendaño con una obra en la que representa planos y simula profundidad por medio del claroscuro y la perspectiva. Pero además, le adiciona un vaciado de concreto teñido con mezcla de pigmentos minerales de colores.
Obra de Gonzalo Figueroa.
Lleva, además, incrustaciones de pequeños tramos de fibra óptica de distintos calibres, que translucen del respaldo “doble-fondo”, la luz proveniente de leds de colores, generando por el frente una imagen que evoca el paisaje nocturno de Medellín, gracias al contraste entre la opacidad del cemento y la iluminación de la fibra.
Más que encuadrarse dentro de un estilo, Nadir Figueroa, barranquillero radicado en Medellín, se considera un pintor de oficio, aun en el desarrollo de la piezas a base de concreto, como con la que acaba de ganar.
Su trayectoria la ha forjado en un sitio distinto al de su terruño. ¿Se cumple lo de profeta en otras tierras o sencillamente es producto de otras circunstancias?
La primera exposición en la que participé fue en el Salón de Nuevos Artistas Costeños, en el Amira de la Rosa, año 2000, ese mismo año estuve en el Salón Pierre Dauguet, en Bellas Artes de Cartagena, ahí empezó todo, entonces comprendí que en Colombia la única forma de obtener reconocimiento y trayectoria en el campo de las artes plásticas es dándose a conocer a través del mérito propio, que le permita al artista ser seleccionado a una convocatoria pública, este se ha convertido en el camino que me ha llevado a obtener la formación, la motivación y sustento día a día.
Las circunstancias me han conducido por una travesía en el proceso de formación. Estudié primaria y bachillerato en Barrancabermeja, luego tres semestres de Artes en la Universidad Industrial de Santander; solicité transferencia a la Universidad del Atlántico y finalmente me gradué, luego de ser transferido una vez más a la Universidad de Antioquia, en la que laboro como docente en el área de dibujo.
¿Por qué tan alejado de la escena local barranquillera y cómo la ve?
Siempre estoy pendiente de lo que sucede en la escena del arte en Barranquilla, de hecho mantengo contacto con algunos compañeros y amigos cercanos de estudios de la Universidad del Atlántico, a través de los que me entero de lo que sucede y con los que me encuentro eventualmente en exposiciones o visitas a exposiciones en Bogotá y Medellín. En Barranquilla está el maestro Manuel Bustos, influyente en mi proceso de formación, por el que siento mucho aprecio y gratitud.
¿Cómo logra entrar al círculo de los comentarios que firma el crítico de arte Eduardo Serrano?
Para eso hay que hacer el esfuerzo de ir y arriesgarse a Bogotá, hacer parte de la selección indicada, en el lugar indicado, mostrando el trabajo indicado, como si todo estuviera dicho en el destino y el único que no lo sabe es uno. Por lo menos así me sucedió a mí.
¿Por qué su insistencia en obtener el premio del Salón de Arte Bidimensional?
No insistí para ganar el premio, pero sí para poder hacer parte de la selección y la muestra. Acostumbro a proponerme metas a corto plazo, que estén dentro de las posibilidades que puedo alcanzar, así lo fue el Salón Bidimensional, también lo fueron Artecámara, el Salón Regional y Nacional de Artistas.