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¡Vaya! –se dijo Alicia–. He visto muchísimas veces un gato sin sonrisa, ¡pero una sonrisa sin gato! ¡Es la cosa más rara que he visto en toda mi vida!

Precisamente un conjunto de ‘rarezas’ fue lo que creó Lewis Carrol en Alicia en el país de las maravillas. La obra, publicada en 1865, sigue nutriendo nuevas lecturas del mundo surrealista del autor británico 151 años después. Por este auge resulta oportuno volver a las páginas del original y encontrar las claves que hacen de esta una historia vigente.

Hoy, en cines, se estrena una nueva producción inspirada en el clásico literario. Se trata Alicia a través del espejo, una cinta que continuará con la expansión de la obra, más allá de la literatura y que cuenta como productor a Tim Burton, quien fue también el encargado de la primera adaptación de la obra con actores y se valió de una fotografía impresionante y maravillosos efectos 3D.

El contexto de alicia. Josef Amon, escritor y docente de Español de la Universidad del Norte, señala que la vigencia de la historia de Alicia en la actualidad es el resultado de que la obra se abrió un lugar dentro de la cultura popular o masiva del mundo.

'Mucha gente conoce los personaje y saben más o menos de qué trata por las versiones que se han hecho; sobre todo la de Disney, con la que creció toda una generación', comenta Amon, y explica que esas adaptaciones populares son el resultado de una mezcla entre dos novelas distintas del mismo autor: Las aventuras de Alicia en el País de las Maravillas de 1865 y Alicia a través del espejo de 1871.

El escritor señala que para entender este universo particular que plantea el libro hay que comenzar por el contexto. Alicia se escribe en plena época victoriana, en un momento en que surge la obra de Charles Dickens, Henry James y Óscar Wilde.

'La llamada Gran Literatura de Occidente se hizo en esos años. Es una época de mucho cuestionamiento en la filosofía y la historia de lo que es el individuo y también de las grandes verdades', comenta Amon, y agrega que en Lewis Carroll –el pseudónimo del escritor Charles Lutwidge Dogson– se puede entender este aspecto desde su biografía.

'Charles Dogson fue un profesor experto en matemáticas y en lógica proposicional que escribe un libro totalmente surrealista hasta que se revela que todo es un sueño'.

¿En qué se parece un cuervo a un escritorio?, pregunta el Sombrerero en un mundo donde la locura hace parte de la lógica del País de las Maravillas. Una transgresión del orden lineal que no solo se evidencia en el relato, pues el autor incursionó en el uso de anagramas, juegos con las estructuras de las palabras. Así lo explica Adalberto Bolaños, magíster en literatura de la Universidad del Atlántico.

'Carroll hace muchos juegos con el lenguaje en su obra. Llega a inventar anagramas, crea un nuevas palabras, adivinanzas y hasta jitanjáforas que no se habían explorado con tanta fluidez antes que él. Vemos esas estrategias en escritores posteriores como Julio Cortázar', comenta.

La historia

La herramienta literaria que usa Lewis Carroll para transgredir la realidad en su obra es el sueño en el que se sume Alicia después de escuchar un cuento. Ahí comienza la aventura de introducirse en un nuevo mundo al que llega persiguiendo al conejo blanco.

'Con ese recurso crea todo el universo en que hace cuestionamientos políticos fuertes con personajes como la Reina de Corazones, que decapita a todo el que se le oponga. También cuestiona la lógica que enseñan los adultos a los niños', explica Amon.

Crisis de la identidad, alusión a las drogas, el conflicto con las rutina de 'la hora del té' y el tiempo son una constante en el libro que, entre la anarquía, muestra trazos de los conocimientos matemáticos del autor.

La característica del gato de Cheshire, que desaparece casi totalmente y deja solo su sonrisa, hace que Alicia exprese que muchas veces ha visto un gato sin sonrisa, pero ninguna ha visto una sonrisa sin gato. Este tipo de abstracción es muy usada en matemáticas. El ajedrez, entre otros silogismos, hacen parte de la obra.

El alcance de las situaciones que se relatan dentro de la historia es tal que los repetidos cambios de estatura de Alicia le ha dado el nombre al término micropsia o síndrome de Alicia en el País de las Maravillas.

Se trata de un trastorno neurológico que afecta la visión de quien lo padece y lo hace percibir los objetos mucho más pequeños y alejados de lo que están en realidad. También se le llama visión o alucinación liliputiense.

Por otra parte, a la popular obra siempre la ha seguido un halo de misterio. Se cuenta como un dato biográfico que el personaje de Alicia está inspirado en una niña de la que estaba enamorado el autor, quien con frecuencia le leía cuentos. 'Se dice que escribió el libro con seudónimo para que no descubrieran que escribía cuento a una niña de la que estaba enamorado, un caso de pedofilia', comenta Josef Amon.

Pese a este punto negro que rodea el libro, su popularidad no ha disminuido y se fortalece con cada nueva producción. 'Estas versiones tomaron los elementos más llamativos de las dos novelas de Carroll, por ello, aunque la historia es muy popular, la gente desconoce el relato completo'.

Adalberto Bolaños señala que la obra, al ser concebida como un juego, cumple con todos los elementos para nutrir relatos distintos, como el audiovisual.

'Las películas también se han convertido en una invitación a releer un libro que se ha ganado un lugar dentro de la literatura universal con una historia donde el juego y la locura predominan', anotan Bolaños.

'Pero es que a mí no me gusta tratar a gente loca', dice Alicia. 'Oh, eso no lo puedes evitar. Aquí todos estamos locos. Yo estoy loco. Tú estás loca', responde el Sombrerero. '¿Cómo sabes que yo estoy loca?'. 'Tienes que estarlo, o no habrías venido aquí'. La locura de Lewis Carroll vuelve a tomarse la pantalla grande hoy.

Adaptaciones

Cinta animada basada en las dos obras de Lewis Carroll, producida por Walt Disney. Se estrenó el 28 de julio de 1951.

Protagonizada por humanos. Fue dirigida por Tim Burton, producida por Walt Disney Pictures. Su estreno fue en 2010.

Dirigida por James Bobin y producida por Tim Burton. Es la secuela de la película de 2010. Se estrena hoy a nivel nacional.