Hay que aproximarse con sigilo para no interrumpir la escena: dos garzas reales pliegan sus alas blancas y se posan sobre el nido para iniciar el ritual de alimentar a los pichones, que lucen pocas plumas y una total inexperiencia para defenderse solos.
No es la única pareja que se encarga de sus crías dentro del único garcero que hay en Barranquilla, donde cuatro especies de estas aves incuban sus huevos azules, en un espectáculo natural que ocurre a espaldas de ciudad.

Las coordenadas para llegar al garcero (así se le llama al sitio donde se reproducen las garzas) no son complicadas, basta con ubicar la Vía 40 con la calle 67- 220, justo en el Club de Pesca, donde por estos días las garzas acaparan toda la atención. Los recorridos ecoturísticos incluyen un vistazo a la zona dominada por ellas.
Breve camino al garcero. El recorrido parte desde el muelle del club, donde el bote enciende sus motores y se pone en marcha abriéndose paso entre la tarulla. Antes de diez minutos —sobre el caño de las Compañías— en un entramado de árboles con ramas abundantes y delgadas, se empieza a divisar garzas grandes, pequeñas, blancas, azules y muchos nidos camuflados entre las hojas. Entre el movimiento continuo del grupo de animales se escucha el revolotear de alas y también los graznidos que emiten para comunicarse.
'He notado que por esta época vienen garzas masivamente. Ellas escogieron ese espacio para sus nidos. Si usted se asoma tipo seis de la tarde esa zona no se entiende, todo se pone blanco de la cantidad de garzas que regresan a dormir', relata Luis Puello, propietario del Club de Pesca, mientras apaga los motores de la embarcación para acercarla a los árboles sin perturbar a los pichones.
El descubrimiento de esta zona da cuenta de la biodiversidad que ha sobrevivido, y se mantiene, pese al avance de la ciudad. En Colombia se reportan 23 especies de garzas —llamadas también aves zancudas por presentar las patas largas en forma de zancos— incluidas en una familia denominada Ardeidae, de las cuales, para el departamento del Atlántico, se han registrado un total de 15 especies.

Las cuatro especies. Cuando el bote finalmente se detiene frente a la vegetación, el biólogo Rafael Borja, experto en aves de la Universidad del Atlántico, afina la vista con sus binocurales y distingue entre el garcero a cuatro especies distintas: la garza real, que su nombre científico es Ardea alba; la garza patiamarilla, denominada Egretta thula; garza tricolor, de nombre técnico Egretta tricolor, y la especie foránea popularmente conocida como garcita bueyera, cuyo nombre científico es Bubulcus ibis.
'Son cuatro especies que construyen sus nidos de palitos y ramas secas sobre árboles y matorrales. Si observan bien, las garzas ponen de 2 a 5 huevos de color verde azuloso', explica Borja, señalando hacia uno de los nidos cercanos y luego procede a detallar las características de los polluelos que nacen endebles, cubiertos de plumones en forma de pelos. El experto comenta que permanecen en el nido por largo tiempo, mientras son atendidos por sus padres, que los alimentan con material regurgitado.
'Cada padre, cuando llega al nido, emite un graznido característico que es respondido de inmediato por la pareja o sus crías, así se reconocen dentro del garcero. Los pichones que pierden a sus padres o los padres que pierden a sus hijos pueden adoptar a aquellos que quedaron abandonados', comenta el biólogo al hablar de la dinámica de cooperación que se estable entre las cuatro especies.
Estratificación natural. El caos de alas y graznidos de la primera impresión va adquiriendo sentido. En el garcero las aves están juntas, pero no revueltas, como dice el dicho popular, ya que existe una estratificación. En la zona más alta está ubicadas las garzas reales con sus nidos; ellas sobresalen por su imponencia, llegan a medir hasta 100 centímetros. Las otras especies, de menor tamaño o de colores muy vistosos, como la garza tricolor, se ubican en la parte media.
'Lo hace para protegerse, si hay algún peligro, como una babilla u otro depredador, las que están más abajo dan aviso', comenta Borja.
Esta cooperación no está exenta de conflictos porque, para la delimitación de esos pequeños espacios propios, se generan confrontaciones. Es así como una garza patiamarilla, con las plumas de la coronilla erizadas, se enfrentaba contra una garcita bueyera en un revoloteo violento de plumas y fuertes graznidos.
'Hay una diversidad increíble de especies de aves y todo esto se mantiene porque está la cadena alimenticia completa. Aquí hay boas, mapaná, babillas y otros depredadores que mantienen un equilibrio. Es un privilegio poder ver la dinámica de la naturaleza que muchas veces ignoramos por en la ciudad', comenta Puello, mientras recorre con la vista la superficie del agua y busca en la copa de los árboles cercanos otras aves interesantes.
No están en peligro. Las garzas no se encuentran en peligro de extinción actualmente. Sin embargo, en su historia figura una época oscura en que especies como la garza real era cazada para usar sus plumas como ornamento de moda para sombreros y tocados durante la época del romanticismo, en pleno siglo XIX. Esta situación condujo a que por primera vez en Colombia se legislara para proteger una especie de ave.
Más allá de toda la cadena de relaciones que se tejen al interior del garcero —donde la naturaleza vive una de sus formas de ‘maternidad emplumada’— visitarlos brinda una buena oportunidad para contemplar y fotografiar garzas. Estas bellas aves, adaptadas para desplazarse en aguas bajas y fangosas, tienen una forma de vuelo lento y majestuoso que ejecutan expandiendo sus alas y llevando el cuello plegado en forma de ‘S’, la perfecta combinación aerodinámica con la que surcan el cielo.
Especies de aves en el Departamento
Zonas como Isla Salamanca cuenta con 200 aves entre residentes, migratorias y endémicas, de las 1.889 con las que cuenta Colombia. El Santuario de Flora y Fauna, la Ciénaga Grande de Santa Marta y sus humedales cercanos en la zona de influencia del río Magdalena son algunos de los otros puntos donde se concentra la biodiversidad del Dpto. del Atlántico.
Especies
Garza real - Ardea alba: Mide 100 cm, presenta un pico completamente amarillo y adaptado para flechar el pescado. Tiene distribución por toda Colombia y es común en playas de agua salobre y dulce, solitaria en sus actividades diarias pero duerme y se reproduce en grupos.
Garza tricolor - Egretta tricolor: Es de tamaño mediano, 66 cm, presenta el vientre blanco, el pecho rufo y el dorso azuloso con plumas café. Es común en playas, orillas de ciénagas y caños; se distribuye por toda la franja costera del Atlántico y el Pacífico.
Garza patiamarilla - Egretta thula: Es una garza de mediano tamaño, 62 cm, presenta el pico negro con la base amarilla, tiene distribución por toda Colombia, común en aguas dulces y salobres, donde es observada solitaria o en pequeños grupos.
Garcita bueyera - Bubulcus ibis: Mide hasta 50 cm, en la época de reproducción el pico, dorso y patas se tornan rojizas. Esta especie entró al país en la década de los 20, procedente del continente africano. Abundantes en la sabana no acuática, es gregaria y móvil, asociada con el ganado.