A orillas del río Magdalena, desde la depresión Momposina hasta su desembocadura, todos los pueblos que habitan sus riberas han sido protagonistas de manifestaciones que nutren la historia cultural de la región Caribe y del país entero.
El Magdalena ocupa el 24% del territorio del país, atraviesa 18 de sus 32 departamentos, en sus alrededores vive cerca del 80% de la población y se produce el 85% del PIB nacional, por lo que es considerado como la principal arteria fluvial, económica y cultural de Colombia.
La importancia de este escenario físico y cultural es el tema del Ciclo de Foros EL HERALDO ‘Miremos al río’, que se realizará mañana en Combarranquilla Country, desde las 8 de la mañana.
Afluencia cultural
Ritmos como la cumbia, la chalupa y el bullerengue; danzas como las farotas, el son de negro, y los coyongos; agrupaciones como Herederos del Bullerengue, Tambores de San Marcos y los Gaiteros de San Jacinto. Cantadoras como Manuela Torres, y Magín Díaz son autóctonas de estas tierras, a través de las cuales fluye el río Magdalena, fuente de vida y de tradiciones.
'El río Magdalena ha sido supremamente importante en el ámbito cultural. En la época de la colonia era utilizado para la comunicación entre los pueblos, y desde mediados del siglo XVI para el comercio, interacciones necesarias para nutrir las costumbres y tradiciones de nuestro país' explicó la investigadora Gloria Triana.
El río Magdalena ha sido protagonista de la creación de múltiples poblaciones, entre esas Barranca Nueva y Santa Lucía, de donde son oriundos Manuela Torres y el grupo musical que la acompaña, Basan Tambó. Manuela es una cantadora de pajarita y chalupa que, a sus 80 años, continúa llevando por medio de sus canciones el folclor caribeño y sus costumbres a toda Colombia y el mundo.
'Hubo un tiempo que no teníamos ni carne ni peces para comer. Y comíamos todos los días mote de bleo. Un día, aburrido de comer bleo, llegó Migue a la casa y me dijo: 'Mane, bota el bleo que traje un zambalambé'. La cantadora explica que el zambalambé es una cierva, y que Migue la dejó amarrada en el patio, pero el animalito se soltó y se escapó.
'Migue fue donde yo estaba y me dijo: Mane, recoge el bleo, que el zambalambé se fue. Así fue como me inspiré para componer la canción del Zambalambé', contó en medio de risas la cantadora. Una historia, una membrana apenas de todo lo que despide y representa el Río Grande de la Magdalena.
Son estas las historias que entran el relieve en el conversatorio y en el evento de la la Noche del Río. Este último pone en escena a cerca de 85 artistas –entre músicos, danzantes y cantadores– para exalta el Magdalena como vehículo por donde se movilizan y se fortalecen las tradiciones que se están perdiendo.
'En las visitas que hemos hecho a los pueblos aledaños al Río nos damos cuenta de que son pocos los jóvenes y niños que quieren seguir con las tradiciones musicales de sus padres y abuelos. Ahora todos quieren ser cantantes de vallenato y reguetón', expresó Emir Lara, jefe de Comunicaciones del Parque Cultural del Caribe.
'Hasta ahora la única que canta esta música tradicional en mi pueblo, soy yo' expresó Wendy Rosado de 20 años, sobrina y heredera del legado musical de la Niña Emilia. 'Esto es lo que a mí me gusta, por eso sigo su legado, porque lo llevo en las venas' , expresa la joven cantadora.
Miremos al Río
El foro de esta casa editorial suscita a la reflexión y La Noche del río genera un espacio para disfrutar la vitalidad cultural que desprende el río Magdalena.
'Con este evento se busca lograr que a través de la cultura se contribuya al desarrollo humano de la región Caribe', comenta María Eulalia Arteta, directora del Parque Cultural del Caribe. 'Debemos recordar la importancia que este cuerpo de agua en la economía, el transporte y el capital humano del país. Especialmente en estos momentos, en los que nos encontramos en conflicto con la naturaleza', añadió.
Desde mañana el río es el eje y el domingo, en medio de una noche mágica, el público se reunirá en la Plaza Santo Domingo para disfrutar de las historias que se esconden detrás de la puesta en escena de las agrupaciones ribereñas, con sus cantos y la música del afluente cultural que nace en el Río Magdalena.