Ir a la oficina en ‘zapato bajito’ para muchas mujeres es impensable. Ludys Carmona lleva, como ella misma lo afirma, ‘‘35 años entaconada’’.
Desde los 15 años comenzó a usarlos esporádicamente, pero cuando inició su vida laboral los tacones se convirtieron en una pieza obligatoria, aunque en ocasiones no resulten muy seguros.
Pos su parte, Ana Cristina Gutiérrez prefiere los zapatos altos para sentirse más cómoda con su estatura y vestir acorde al cargo ejecutivo que desempeña.
Ella prefiere los tacones en punta, 10 centímetros es su medida ideal. Camina con ellos sin caer en cuenta que mientras se desplaza de un lado a otro en su oficina, sus talones soportan solo el 25% del peso corporal por estar elevados a esa distancia del piso. Ludys los usa de entre 5 a 6 centímetros.
El desbalance es la raíz de todos los inconveniente derivados del uso del tacón, así lo considera Martha Mendinueta, fisioterapeuta y especialista en salud ocupacional, quien explica que cuando se apoyan los pies descalzos la distribución del peso es de 57% en los talones y 43% en la parte delantera del pie; Ana con sus tacones soporta en esta misma zona el 75% del peso de todo el cuerpo.
Consecuencias en la salud
El uso del calzado alto desplaza la mayor presión a la zona de los dedos, afectando la postura natural, como lo indica la especialista Mendinueta.
'Ese sobreesfuerzo de las extremidades no favorece la biomecánica, es decir el movimiento y equilibrio natural del cuerpo. A las mujeres se les dificulta caminar por superficies irregulares, correr, bailar. Afecta el equilibrio y por lo tanto se aumentan las posibilidades de accidentes', afirma Mendinueta.
En el caso de Ana las molestias físicas son diarias. 'Cuando llego a casa, después de trabajar el dolor en la planta de los pies es fuerte, lo que hago es meterlos en agua caliente para que se relajen. Sé que los tacones afectan, pero por mi trabajo y por gusto personal los sigo usando', cuenta Gutiérrez.
Problemas circulatorios
La rutina que emplea Ana Gutiérrez después de su jornada laboral son para disminuir la hinchazón en los pies y la fatiga muscular, síntomas asociados a dificultades en la circulación.
Por constitución anatómica, en la planta del pie están alojados un conjunto de vasos sanguíneos conectados al aparato circulatorio. Estos se llenan constantemente y al apoyar el pie, ejerciendo presión sobre la planta del mismo, se impulsa el retorno de la sangre al corazón.
'Así es el proceso circulatorio normal', explica la fisioterapeuta, y añade: 'cuando toda la presión se acumula en la zona de los dedos, se obstruye el paso de la sangre, las venas empiezan a dilatarse, hay retención de líquido y fatiga muscular. En esas condiciones se favorece la formación de varices, un problema médico y estético', afirma la experta.
Tanto Ludys como Ana, por el uso cotidiano de zapatos altos, aumentan sus probabilidades de padecer varices.
Otros problemas de salud
Diagnósticos médicos coinciden en que las dificultades circulatorias por tacones pueden agravarse por el sobrepeso y el sedentarismo recurrente en los trabajos de oficina, que propician esta condición.
Las cifras médicas sobre la población que presenta varices señalan que un 15% a nivel mundial la padece y es más usual en mujeres.
Otras consecuencias para la salud a largo plazo se relacionan con deformaciones en los pies, como los juanetes, molestias en los tendones de los dedos, desgaste en la articulación de la rodilla, desviación de la cadera y la columna.
Tacones, factor de riesgo
Ludys Carmona reconoce que en dos ocasiones sufrió lesiones en el tobillo debido a accidentes ocasionados por el tipo de calzado.
‘‘Ahora tengo más cuidado en los suelos inestables, las escaleras y en general cuando uso zapatos altos’’, comenta.
Caminar con tacones no es lo único que se vuelve riesgoso. Una investigación realizada en la Universidad de Palermo en Argentina señala que el uso de este tipo de calzado aumenta a un 80,2% la probabilidad de accidentes de tránsito al conducir.
En el ámbito de la salud ocupacional diversas empresas están adoptando medidas para prevenir la accidentalidad por cuenta de los tacones. Es el caso de Triple A, en Barranquilla, donde se desarrolla una campaña interna para el personal femenino orientada a reducir y prevenir las caídas, lesiones en los tobillos y piernas.
La empresa ha capacitado a 140 mujeres a las que recomiendan, basados en los protocolos de medicina preventiva, usar plataformas en lugar de tacones en punta o la alternativa en calzado alto, mínimo de 3 o máximo de 5 centímetros.
¿Salud o vanidad ?
Si bien los criterios de moda dictan para la oficina maquillaje discreto, cabello en orden, ropa formal y los infaltables zapatos de tacón, para la fisioterapeuta Martha Mendinueta lo principal debe ser la salud.‘‘Como en todo, el tema es evitar el desbalance, los pies nivelados. Prevenir depende de uno mismo’’, concluye.