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Cuando estaba en su alcoba frente al computador en el que revisaba algunos detalles de la obra Riohacha Fénix del Caribe, próxima a publicarse en su tercera edición, falleció ayer a las once de la mañana el historiador Lázaro Diago Julio, probablemente de un infarto, dijo su hijo Víctor, quien había salido a la tienda cuando el corazón del investigador de historia colapsó.

Diago Julio había nacido en Calamar, Bolívar en 1.935. Fue un hombre que desde joven quiso explorar horizontes, meterse en la política y la investigación y así terminó en el Casanare, en donde luego e para por varios cargos menores, terminó como alcalde de Yopal.

A Riohacha llegó en 1.992, tras ocupar la secretaría de Gobierno de El Guamo, Magdalena. Los amigos sostienen que Diago fue un extraordinario investigador de la historia colombiana y la universal. Su hijo Víctor con el que convivía en el barrio Cooperativo de Riohacha sostiene que habían dos personajes de la historia que no lo dejaban dormir porque eran los que lo apasionaban por saber más cada día de ellos: Bolívar y el guajiro José Prudencio Padilla, de quien no alcanzó a ver publicada su última obra El gris resplandor de la muerte en los últimos días de Padilla, obra dedicada en su totalidad al prócer de la independencia nacido en Riohacha. A este mismo ya le había publicado la obra José Prudencio Padilla rutas de honor y sacrificio.

Lázaro Diago Julio, quien a la hora de su muerte estaba en plenitud de su producción intelectual y hacía parte de la Academia de historia de La Guajira, será sepultado mañana en Riohacha.