Llevar por nombre Rosa Clará no solo garantiza llamarse de una manera armónica y musical, casi poética, sino registrar en su haber más de mil y una bodas que no son suyas por decisión propia, sino más bien por defecto, por ser la artífice del sueño blanco que le regala el punto culmen y más dramático a un evento que cada vez, en mayor medida, es esquivo en tiempos modernos.
Y así como la vida de hoy le saca el cuerpo al compromiso, quienes se arriesgan a echarse al agua le ponen la mejor cara al matrimonio enfundadas en trajes de azúcar ensoñadores, que no se turban frente a la presión del momento.
Es el traje –incluso más que el matrimonio– el sueño de muchas, y Rosa es capaz de complacerlas con manos e hilo, con encajes chantilly y chifón.
Hace 18 años, cuando la española entró en el mundo de la moda nupcial, era solo una abogada de profesión que abrió una pequeña tienda de novias en Barcelona luego de tener a su hijo.
Ocho años después, y luego de olfatear una carencia sensible en el sector, Rosa se valía de eso para innovar en su firma y lograr que nombres de alto voltaje en el mundo de la moda como DelPozo, Christian Lacroix, Karl Lagerfeld y Zuhair Murad le abrieran mercados en lugares que parecían impenetrables para una marca emergente española.
'Ellos diseñaban su colección y nosotros la confeccionábamos y la distribuíamos a nivel mundial', explica Clará, y sigue dando muestra de este poder de expansión en Colombia, país al que visitó por primera vez la semana pasada para inaugurar su primera tienda en territorio nacional. Ya lleva 150 tiendas y más de 3.000 puntos de venta en todo el mundo.
La española es una de las pioneras en el nuevo concepto de moda nupcial, muy acorde a las tendencias de la alta costura.
Así que por eso no es raro que cantantes como Paulina Rubio y actrices de Hollywood como Mischa Barton hayan llegado al altar vestidas de Rosa Clará. Del mismo modo lo hicieron Shaila Durcal y Paula Echevarría, la esposa del cantante español David Bustamante, cuyo vestido fue tan exitoso que hoy hace parte de las patentes de la firma.
'Ese encaje que empleamos en su vestido ya es un encaje patentado exclusivo de Rosa Clará. Era un vestido hecho en encaje chantilly con una chaqueta a juego', subraya orgullosa su creadora, quien es 50% diseñadora y 50% empresaria, los roles que desempeña en su imperio pastel.
'Cada año, cuando terminamos una colección, pensamos: ¿seremos capaces de crear 30 o 100 vestidos para el año que viene?'. Ella misma se responde afirmativamente, y esa innovación, una lectura arriesgada y romántica de las tendencias de Alta Costura han terminado por pintar los sueños blancos en rosas y azules pastel, en pantalones nupciales para romper el protocolo.
Esa valentía de olvidarse de las reglas se aplica también para una hazaña que comparte con casi la totalidad de los exponentes del diseño español: van en contravía de una crisis económica que ellos no han notado. 'Hemos trabajado duro antes y ahora estamos en plena expansión'.
Un lujo que se da partir de otro lujo, vestido de novia y organza.