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'Este Joe vino con olor incluido'. Dice entre risas, Luis Fernando Ortiz, un vendedor ambulante que transita cerca de la recién inaugurada estatua de Joe Arroyo, en el centro de Cartagena, y sin pelos en la lengua, remata: 'esta vez la Alcaldía se descachó, ese olor a cloaca no va con la grandeza y la importancia del Joe en esta ciudad'.

Al comentario de Luis Fernando, quien sigue su camino sin prestar atención a las observaciones de otros transeúntes, se suman estudiantes, vendedores y turistas que se aglomeran poco a poco en la denominada Plaza Joe Arroyo, y que van más allá al calificar de inapropiado el lugar donde fue develada la estatua hace tres días, no solo por los malos olores que emanan de la subestación de bombeo de aguas residuales ubicada allí, sino por la distribución de la que hasta hace poco era conocida como plazoleta Olímpica.

'Esto no es una verdadera plaza, en este lugar la gente no tiene la oportunidad de sentarse a apreciar nada ni puede pasar un momento tranquilo compartiendo con otros transeúntes. Aquí hay un parqueadero a pocos metros y tú no te puedes parar a detallar la escultura ni un minuto, porque enseguida tienes atrás los pitos de los carros que quieren dejarte sin oído', interviene enérgico, Hernando Palomino, un veterano publicista que se suma a la airada discusión que en menos de 10 minutos ya tenía a más de 15 personas en escena.

Wilman Galindo, un actor y gestor cultural de la ciudad, asegura que ‘el descache más grande’ fue no ubicar la estatua de Joe a pocos metros de este mismo lugar, en la plaza Benkos Biohó. 'El Joe merecía un lugar bonito, digno del legado musical que le dejó al mundo. Allá atrás está la Benkos Biohó sin estatua, por qué no pusieron la del Joe en ese lugar que era más digno de él', añadió.

Poco a poco la discusión busca otro horizonte. Ya la ubicación de la estatua no era lo más importante, ahora lo cuestionable es que ese hombre subido a lo alto del pedestal de concreto con la subestación de bombeo a sus espaldas, no se parece en nada al Joe Arroyo que recuerda Cartagena.

'Ese no se parece en nada al Joe, hay gente que viene y pregunta quién es, porque no le encuentran parecido', dice Susana Martínez, una ama de casa que se autoproclama la fan número uno del Centurión de la Noche de Cartagena.

Yo tengo toda su música en mi casa, tengo CD, fotos, periódicos, y yo no le encuentro ni pizca de parecido', agrega la mujer, que es interrumpida por un joven que asegura que si la estatua tuviera el afro que caracterizó a Arroyo en los 70, sería más parecida al artista nacido en las entrañas de la Heroica.

En ese momento, Óscar Noriega, el arquitecto y autor de la escultura, que llegó al lugar a cumplirle una cita a varios medios de comunicación, y que había estado atento a las intervenciones de cada uno de los críticos ocasionales, se atreve a protestar.

'En toda su historia el Joe tuvo más de 15 rostros diferentes debido a sus problemas de tiroides y los otros que ya todos conocemos. Entonces cada quien tiene una imagen o una etapa preferida del Joe, y por supuesto todos quieren que la estatua se parezca a la fotografía que tienen en su casa y eso es imposible', dice Noriega, antes de explicar los cambios fisiológicos que tuvo el artista durante su vida, sosteniendo en una mano un collage de imágenes publicadas por el periódico AL DÍA en ocasión de la muerte de Joe el pasado 26 de julio de 2011.

Una vez terminadas las explicaciones, los comentarios a favor y las nuevas críticas no se hacen esperar, mientras poco a poco los contertulios ocasionales se van esparciendo para generar así nuevas discusiones que le darán vida durante mucho tiempo a este lugar y a la estatua misma.

La figura fue elaborada en resina de carbono con mezclas de bronce y cobre. Tiene tres metros y 20 centímetros de alto. Muestra a Joe , con los brazos extendidos, interpretando la clave y vistiendo el atuendo africano que lo caracterizó en sus múltiples presentaciones.

Por Dálida Orozco