La cruda realidad es que el sector no levanta cabeza. La situación de peajes existentes y nuevos sigue sin resolverse, la idea de la valorización como fuente de financiación tampoco despega ni despegará y, para colmo, siguiendo el refrán de “ni raja ni presta el hacha”, el Gobierno intentó atravesarse a los proyectos de infraestructura de Bogotá, por fortuna aprobados en el Plan de Desarrollo.
El presidente Gustavo Petro buscaría dentro de su plan de reactivación económica que el sistema financiero haga este tipo de inversiones en la agricultura y turismo.
Caminamos sobre un terreno farragoso, en el que la desconfianza por una visión inestable de país, la inversión en mínimos por la incertidumbre instalada en el imaginario colectivo debido a mensajes erráticos e improvisados, además de impredecibles, sobre cambios en las reglas de juego, sumado a tasas de interés que continúan altas y, cómo no, al discurso incendiario de figuras políticas claves, comenzando por el del jefe de Estado, nos acercan a un escenario sombrío. Cualquier paso en falso juega en contra del que debe ser un propósito nacional para impulsar la economía, de la que depende invariablemente el bienestar y desarrollo social del país.
Se generarán aproximadamente 200 empleos en todo el municipio. El programa ‘Mi Casa Bacana’, de la Gobernación, entregará subsidios complementarios de 13 salarios mínimos para acceder a los créditos de las viviendas.
La administración municipal resaltó la importancia de reactivar económicamente el territorio con la generación de empleos.