Una empresa de traducción con sede en Roma ha desarrollado un enfoque para medir qué tan cerca está la humanidad de alcanzar la inteligencia artificial general (IAG), utilizando la traducción como parámetro clave. Los resultados sugieren que este hito tecnológico podría materializarse en los próximos seis años.
Translated, la compañía pionera de esta investigación, ha monitoreado durante ocho años el rendimiento de su sistema de inteligencia artificial comparándolo con traductores humanos profesionales. Marco Trombetti, CEO de la empresa, presentó estos hallazgos en una conferencia celebrada en Orlando, Florida, en diciembre de 2022, donde explicó la metodología que han empleado.
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La investigación se basa en el concepto del “Tiempo de edición” (TTE), una métrica que cuantifica cuánto tardan los editores humanos profesionales en corregir traducciones generadas por IA versus aquellas producidas por otros humanos. Entre 2014 y 2022, analizando más de 2.000 millones de post-ediciones, los datos revelan una mejora constante e inequívoca en el desempeño de la inteligencia artificial.
Mientras que un traductor humano necesita aproximadamente un segundo para editar cada palabra de otro traductor humano, en 2015 los editores profesionales requerían 3,5 segundos por palabra para revisar sugerencias de traducción automática. Actualmente, esa cifra se ha reducido a solo 2 segundos por palabra.
“El cambio es tan pequeño que no se percibe cada día, pero cuando se ve el progreso... a lo largo de 10 años, es impresionante”, declaró Trombetti en un podcast. “Es la primera vez que alguien en el campo de la inteligencia artificial hace una predicción de la velocidad hacia la singularidad”, continuó.
Si esta tendencia de mejora se mantiene, la proyección indica que la IA de Translated alcanzará la calidad de traducción humana hacia finales de esta década, posiblemente incluso antes. Esta predicción coloca la llegada de la IAG en un horizonte temporal mucho más cercano de lo que muchos expertos habían estimado previamente.
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El enfoque de Translated para medir la proximidad a la singularidad tecnológica se fundamenta en que el lenguaje representa uno de los desafíos más complejos para la inteligencia artificial. “Esto se debe a que el lenguaje es lo más natural para los humanos”, explicó Trombetti.
Esta definición de singularidad basada en capacidades de traducción enfrenta limitaciones similares a otros intentos de identificar la IAG.
Expertos aseguran que, aunque perfeccionar la comunicación humana constituye indudablemente una frontera en la investigación de IA, esta habilidad no necesariamente convierte a una máquina en verdaderamente inteligente, especialmente considerando que la comunidad científica aún debate qué constituye exactamente la “inteligencia”.