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La maestra Rita Fernández al fijar su mirada por el retrovisor de su vida, observa muchos aspectos positivos, que resume en una sola palabra: gratitud. Esta cantautora, pianista y acordeonera samaria, que se hizo grande desde Valledupar, se siente agradecida con Dios por las oportunidades que ha tenido en su carrera musical.

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Reconoce que el vallenato ha sido tradicionalmente machista, pero que ella encontró una forma de expresar su feminidad a través de la música, la cual se puede escuchar en éxitos como: Sombra perdida y Las dudas del amor, grabadas por el Binomio de Oro; Tierra blanda, inmortalizada por Jorge Oñate; Reflejo de amor, popularizada por Alfredo Gutiérrez, o Amor y penas, grabada por la Billo’s Caracas Boys.

‘La eterna juglaresa’, como es reconocida, considera que el aporte femenino al vallenato no es otro que llenar de belleza y sensibilidad un género que históricamente ha sido dominado por hombres.

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'Haber conectado con la alegría y el sentimiento y transmitirlo a todos esos corazones, a todos esos pensamientos que se funden en la sensibilidad, ha sido algo maravilloso que me mantiene muy agradecida', dijo la también compositora del himno de Valledupar.

Su carrera inició con Las Universitarias, primer grupo femenino de música vallenata con el cual participó como agrupación invitada en el primer Festival de la Leyenda Vallenata.

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'El vallenato siempre ha sido y seguirá siendo machista, por la forma como nació, por su expresión varonil. En mi caso, yo me salí por la tangente y mi Dios me regaló esa fórmula para expresar los sentimientos de las mujeres en la música vallenata'.

Agrega que el vallenato es tan generoso que permite todo lo que brote del alma. 'No soy ni machista ni feminista, pero esculco en mi interior y siento que las mujeres estamos llamadas a dar ternura, a mantener esa dignidad de las cosas bellas'.

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Una lucha en solitario

En cuanto al lugar que se le está dando a la mujer dentro de este género musical, aplaude que sean muchas las que se hayan animado a hacerlo con calidad. Considera que está comenzando una nueva cultura de apreciación y valoración de las mujeres en el vallenato y eso es aplaudible. 'En mi época yo luché muy sola, al igual que lo hizo Patricia Teherán en su tiempo, cada una lo hizo de manera distinta, pero con unas ganas enormes'.

En su diálogo con EL HERALDO esta mujer de 75 años también se refirió a la nueva generación de artistas femeninas como Ana del Castillo, reconociendo su talento y el impacto que han tenido.

'Su voz es excelente y realmente ha revolucionado el vallenato con su forma de ser tan extrovertida, tan espontánea. Canta sin límites, sin recato, para expresar pluralmente lo que sea. Eso le gusta a la juventud, romper el esquema'.

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En cuanto al crecimiento del vallenato, la maestra cree que solo necesita mantener su esencia y expresar sentimientos genuinos para así traspasar fronteras.

'El vallenato lo único que necesita es seguir su esencia y expresar el sentimiento. Donde el vallenato nace y no tiene sentimiento, sino que está combinado a la parte mercantilista, ya no es vallenato. Los clásicos del vallenato han recorrido el mundo, un seguidor de mi música escuchó en Japón Sombra perdida y se puso a llorar. Entonces, ahora con toda esta tecnología, el vallenato no tiene fronteras'.

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Además de su participación en la Sociedad de Autores y Compositores de Colombia (Sayco) de la cual se convirtió en la primera mujer en ser presidenta, Fernández continúa tocando el piano y el acordeón y componiendo las letras que su corazón le dicta.

Finalmente, sobre el legado que espera dejar a futuras generaciones, sentencia que: 'Siento que abrí un sendero para las mujeres en el vallenato y demostré que pueden expresar su feminidad y sensibilidad a través de la música'.