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Matrimonio infantil: un drama que no acaba

En Colombia los casos de uniones maritales a temprana edad tienen cifras alarmantes. Expertas analizaron el panorama a nivel nacional, en el Atlántico y en América Latina.

El imaginario social apunta a que el matrimonio infantil es un problema de Oriente Medio o de África, pero esta realidad también golpea a América Latina, donde hay una prevalencia del 23 al 25 %.

Las cifras de este flagelo en Colombia no están muy distantes de los datos de la región. Con más del 23 % de niñas que se casaron por primera vez antes de los 18 años (Encuesta Nacional de Demografía y Salud) “se prenden las alarmas”, dijo Andrea Tague, oficial de Género de Unicef Colombia en conversación con EL HERALDO.

De manera desagregada, se encontró que el porcentaje de niñas de 10 a 14 años en esta situación se ubica en 0,98 %, que representan 291 casos de uniones libres tempranas en el país. El matrimonio para ese mismo rango de edad es del 0,4 %, que son aproximadamente 193 casos. 

El censo reveló que para las adolescentes entre los 15 y 19 años la incidencia es del 12 %, que equivale a 4.085 casos en unión libre, y en matrimonio 0,8 %, es decir, 275 casos.

En cuanto a uniones de niños menores de 13 años la prevalencia es de 0 %, en cambio en las niñas es un 0,12 %.

“El panorama en Colombia es bastante preocupante en relación con esta práctica nociva que impacta desproporcionadamente la vida de niñas y adolescentes. La preocupación inmediata es que al estar casadas seguramente habrá eventos de violencia sexual contra ellas teniendo en cuenta que, según el Código Penal, tener relaciones sexuales con menores de 14 años es considerado como delito”, señaló Andrea Tague.

Si a esto se le suma el contexto migratorio, se encontró que en Colombia el 5 % de las adolescentes migrantes entre los 10 y 19 años se han visto involucradas en estas uniones. “El fenómeno de la migración pone en riesgo a las niñas pues hay algunas situaciones que las exponen aún más a la violencia de género”.

Más allá de las uniones libres

Para Tague hay dos factores sustanciales en este tema: el nivel socioeconómico y educativo. Ejemplifica con un caso de común de las familias que aprueban el matrimonio de alguna de sus hijas con el pensamiento de que “cambiará” su calidad de vida. “Al involucrarse con hombres mayores hay una asimetría de poder, una desigualdad en la toma de decisiones y en la autonomía de las niñas”.

El embarazo a temprana edad es otro de los flagelos que están latentes al hablar del matrimonio infantil.

En su informe ‘Nacimientos en niñas y adolescentes’, el Dane registró que, en 2020, 4.268 niñas entre los 10 y 14 años fueron madres. 

El 44,4 % de niñas de 10 a 14 años que están embarazadas y el 24,3 % entre adolescentes de 15 a 19 años dejan el estudio por su periodo de gestación. En el 15,1 % de los nacimientos en madres de 10 a 14 años la mujer se autorreconoce como indígena o negra, mulata, afrodescendiente o afrocolombiana. El 55,7 % de las niñas entre 0 y 17 años viven en situación de pobreza monetaria.

Daniela Raad, coordinadora de Unicef Barranquilla, en diálogo con esta casa editorial hizo una reflexión en la dificultad que esto genera en el libre desarrollo de los menores, lo cual se traduce en una vulneración a sus derechos humanos. “Efectivamente es una situación que también se presenta a nivel de Barranquilla y el Atlántico, que ha sido identificado por el ICBF”, destacó.

No obstante, menciona que ha sido difícil el registro de estas cifras ya que no hay enfoque de género en los estudios realizados por los entes encargados, por tanto, se seguirá “invisibilizando” este problema que es una realidad en la Costa Caribe.

Resalta un mito que muchas veces pensamos en la ruralidad al hablar del matrimonio infantil y dejamos atrás las situaciones que puedan presentarse en las ciudades.
Se está trabajando en barrios de Barranquilla y Soledad con desnaturalización de este tipo de situaciones. Una línea de trabajo con autoridad y funcionarios públicos.

Latinoamérica

El matrimonio infantil o las uniones tempranas y forzadas son un tipo de violencia al que se presta “poca atención” en América Latina y el Caribe, según alerta la directora de la División de Asuntos de Género de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal), Ana Güezmes.

Y es que la falta de datos desagregados sobre violencia de género en los países de la región, señala, ha impedido que se conozca la realidad sobre la violencia sexual que sufren las niñas y adolescentes. “Existen desafíos relevantes respecto de comprender las circunstancias y tipos de violencias que afectan a las niñas y adolescentes. Por ejemplo, es importante señalar que es de la violencia sexual contra la niñez de la que se tiene menos información”, asegura la directora durante una entrevista con Efeminista, en la que hace un balance de la situación de la mujer en la región.

Según la Cepal, una de cada cuatro niñas y adolescentes en Latinoamérica y el Caribe contrajo matrimonio por primera vez o mantuvo una unión temprana antes de cumplir los 18 años. Su prevalencia en la región no ha variado en los últimos 25 años y, sin acciones e inversiones América Latina tendrá, en 2030, el porcentaje más elevado de matrimonio infantil, solo por detrás de África Subsahariana.

Sin embargo, estos números podrían ser mayores debido a la falta de datos a largo plazo, la normalización de esa violencia y la falta de actualización, e incluso la ausencia, en varios países, de la información sobre matrimonios infantiles, especialmente en el Caribe, asegura el organismo.

Sobre la violencia

Según el último reporte de la Cepal, de las 4.091 víctimas de feminicidio registradas en 26 países de América Latina y el Caribe en 2020, al menos 40 fueron niñas menores de 15 años. No obstante, es imposible comparar la situación entre países, pues los datos responden a la legislación de cada uno.

“Hay aún muchos retos para la medición de la violencia contra las mujeres y la incidencia de los delitos con enfoque de género. Implementar sistemas integrales de información no solamente es clave para las políticas, sino que puede salvar vidas”, dijo Güezmes.

Es por esto, cuenta la directora, que en los últimos años Cepal ha pedido a los gobiernos que envíen información desagregada por diversas variables para conocer y visibilizar también las discriminaciones que sufren las mujeres por su condición migratoria, identidad de género, orientación sexual, raza y pertenencia étnica.

Para tener en cuenta

Andrea Tague y Daniela Raad coinciden en que desde Unicef se están adelantando diferentes acciones. Pronto se publicará una investigación sobre la magnitud de los matrimonios infantiles y de uniones tempranas  en Colombia desde 2010 hasta 2019. De este estudio participaron comités técnicos conformados por el Ministerio de Salud y de Educación, el Departamento Nacional de Planeación, ICBF, ONU Mujeres y otros. Además se consultaron a niñas, niños y a sus familias.

Se está haciendo un ejercicio de abogacía en el Congreso de la República ya que hay un proyecto de ley que intenta que Colombia cumpla con un estándar en materia de derechos humanos y es que las personas menores de 18 años no puedan contraer matrimonio.

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