“Construimos a Leandro a través del gozo”: Tao Sierra, coach de Silvestre
El maestro del mundo actoral reveló a EL HERALDO los secretos de la interpretación del urumitero. Disciplina, pasión y sentimentalismo son los tres pilares del exitoso papel.
Al cartagenero Juan Carlos ‘Tao’ Sierra, todo un maestro del mundo actoral, siempre le había tocado moldear el talento de personas nada populares y potencializarlo, logrando convertirlos en todas unas celebridades de la pantalla.
Al cartagenero Juan Carlos ‘Tao’ Sierra, todo un maestro del mundo actoral, siempre le había tocado moldear el talento de personas nada populares y potencializarlo, logrando convertirlos en todas unas celebridades de la pantalla.
De las manos de este hombre criado en el barrio Pie de la Popa surgieron figuras como Édgar Vittorino, Jerónimo Cantillo, Karoll Márquez, Claudio Castaño, Laura De León, entre otras estrellas.
Sin embargo, en la bioserie Leandro Díaz le tocó experimentar el proceso a la inversa y tomar a toda una celebridad como Silvestre Dangond y convertirla en actor. Confiesa que el reto los llenó de temor a ambos, pero gracias a la disciplina, pasión y todos los sentimientos que lograron despertar, el personaje tomó forma y hoy goza de gran aceptación entre los televidentes que todas las noches se conectan con la historia del cantautor guajiro que nació ciego.
Lo primero que cuenta este moreno de pelo ya algo canoso es que no sabía con qué tipo de persona se iba a topar realmente, porque “uno conoce al artista, pero no al ser”, explicó en diálogo con EL HERALDO.
Confiesa que la imagen que tenía de Silvestre Dangond era la de un showman, pero de entrada se sorprendió al encontrarse con un ser con alma de niño.
“Conocí a un niño inteligente, algo frágil, amoroso y con mucha picardía. Es un auténtico guajiro, parece como si su pueblo Urumita se hubiera quedado anclado en su alma. Así que tenía en frente a una persona totalmente distinta a la que se ve en tarima, y con base en eso decidí cómo moldearlo a nivel actoral”.
Sierra contó que solo le bastaron tres días para conocerse y de ahí en adelante ya no se trató de una relación profesor-alumno, sino de verdaderos amigos.
Tao, que ha participado como actor en series como El comandante, Pablo Escobar, El patrón del mal o Victorinos, indicó que el intérprete de Las locuras mías culminó el rodaje de sus escenas, por lo que se despidieron entre lágrimas, debido a que compartieron casi todo el calendario del 2022.
Su relación laboral se inició en febrero, duraron mes y medio preparando el personaje de Leandro Díaz antes de que iniciara el rodaje. Primero se veían en los estudios del Canal RCN, pero luego se dieron cuenta de que para lograr mejores resultados debían esforzarse al máximo y por eso se internaron en el apartamento del artista en Bogotá, donde inicialmente trabajarían media jornada, pero el plan quedó fijado a ocho horas diarias.
De esta manera, esta dupla costeña se la pasaba el día descubriendo a Leandro, intercambiando ideas que se complementaron a la perfección.
“Silvestre venía de un proceso muy importante que había hecho con el coach Alberto Rodríguez en Miami, leyeron dos veces el libro Leandro, de Alonso Sánchez Baute, además que él tenía la ventaja de que conoció personalmente a Leandro, incluso detectó que había mucha similitud en algunos pasajes de su vida con la de él, especialmente en su parte creativa, en su ser pueblerino y en lo artístico. Eso lo conectó mucho con el personaje”.
Algo que también facilitó el trabajo es que previo al rodaje Dangond ya había grabado las 30 canciones que se usaron como banda sonora de la serie, es decir, ya las había interiorizado.
“Desde el primer día entendió que uno no puede actuar lo que no entiende, porque de esa manera no se puede sentir y mucho menos transmitir la esencia del personaje. Él captó el mensaje y por eso el resultado hoy es tan positivo”.
Las personas que han venido a este mundo sin la posibilidad de ver, con el tiempo logran desarrollar sus otros sentidos, alcanzando así niveles de concentración muy altos, por ejemplo.
Esto lo tenía claro Sierra y por ello le pidió a su pupilo que se olvidara de la ceguera de Leandro y se enfocara en agudizar los demás sentidos.
“Nos sumergimos en el mundo de Leandro para ver qué sentidos fue desarrollando, identificando que sus manos eran sus ojos, allí encontramos la clave, ya que desde el tacto podía describir cómo era una mujer, su piel y cabello. Con la compañía del director barranquillero Víctor Cantillo, con quien conformamos un gran tridente para sacar el personaje adelante, logramos pulir cada detalle”.
El cantautor guajiro le había manifestado a esta casa editorial durante el lanzamiento de la serie en Bogotá que había aceptado encarnar este personaje porque sabía que iba a ser un gran reto en su carrera, algo que aplaude su mentor en el mundo de la actuación.
“Es un tipo atrevido y controvertido, así que aceptó este reto y logró que esa dificultad de la ceguera de Leandro se terminara convirtiendo en su mayor virtud. Nosotros construimos a Leandro a través del gozo, de la alegría, entendimos que Leandro decidió ser alegre y reírse de sí mismo, así que durante siete meses junto a Silvestre fuimos unos siameses y preparamos juntos cada escena. Tuvimos una buena comunicación, con solo mirarnos ya él se daba cuenta si el resultado había sido el mejor”.
Al preguntarle sobre las duras escenas en las que Onofre Duarte, padre de Leandro en la serie, le propinaba golpes e insultos, Tao dijo con mucha gracia que Silvestre tenía una gran ventaja. “Como Silvestre no podía abrir los ojos un solo instante, pues no le tenía que ver la cara a ese monstruo (risas)”.
Este talento costeño que desde 2004 fundó el Estudio de Actuación Tao Sierra, ha formado una camada de actores y actrices. Sus conocimientos base los aprendió del maestro Rubén Di Pietro, de quien fue su alumno durante cinco años y posteriormente estuvo otros siete años como su asistente.
El cartagenero que ha forjado el talento de muchos actores jóvenes afirmó que Silvestre ha sido uno de sus alumnos más destacados, contando que era muy comprometido. “Él salía de conciertos a las seis de la mañana en la Costa, tomaba un avión y a las ocho de la mañana estaba maquillándose, nunca llegó tarde al rodaje, así que las lecciones que dejó Silvestre en esta producción no se nos pueden olvidar jamás”.
Ha sido tanta la admiración que siente por el juglar que lo que más trabajo le ha costado es deshacerse de Leandro, “le está costando más haber terminado la serie, que haberla abordado, Silvestre tiene un guayabo grande. Toda la producción lo amó, él es un tipo muy querido, pero sobre todo muy disciplinado”.
Al hacer un parangón con algunos de los actores que ha formado, Tao dice que “Silvestre tiene la hipersensibilidad de un Claudio Castaño, el niño travieso que habita en Jerónimo Cantillo, la disciplina e inteligencia de un Édgar Vittorino o la belleza interior de Laura De León”.
En lo personal comenta que va a ser difícil olvidarse de Silvestre, porque durante los siete meses que trabajaron en equipo nunca tuvo un gesto de grosería, ni mucho menos algún desplante. “Siempre fue sonriente, sincero, se mostró tal y como es, lo vi llorar, reír a carcajadas, bailar, siempre fue amable con todas las personas de la producción”.
Por último Tao entrega un consejo dorado para aquellas personas que contemplan dedicar su vida a la actuación: “Uno no puede ser actor si no se ríe de sí mismo, creo que de ahí parte todo, no tomarse ni sus virtudes ni sus defectos en serio”.