El Heraldo
El bullying universitario obedece a la necesidad de querer pertenecer a un grupo social. archivo
Sociedad

Bullying universitario, una conducta que crece sin control

Los actos de violencia se presentan desde el preescolar hasta la vida adulta. EL HERALDO conversó con expertas sobre la necesidad de identificar las señales de alerta de este fenómeno social.

El bullying, o acoso, como es su traducción al español, se ha convertido –con el pasar de los años– en la problemática social con mayor crecimiento en el mundo. Principalmente, este fenómeno se encuentra asociado a los entornos escolares, en el cual una o varias personas experimentan violencia física o psicológica por parte de otras.

Esto le ocurrió al estudiante de Ingeniería Industrial Álvaro Beltrán*, quien explicó que por ser un buen estudiante terminó siendo rechazado por varios de sus compañeros de la misma clase en la universidad.

“Me tildaban de nerd, sapo y aburrido. Incluso varias veces me golpearon, también me dañaron los libros, todo se salió de control y sentía temor de ir a clases”, explicó el joven, quien agregó que reportó la situación al decano de la facultad y pudo recibir ayuda.

Sujetos en desarrollo

Olga Hoyos De los Ríos, doctora en Psicología y docente de Uninorte, conversó acerca de cómo el bullying está presente desde el preescolar hasta la adultez. 

Indicó que el bullying comprende diferentes frentes y los más comunes están asociados a la intimidación y el acoso, los cuales –señaló– provienen del temor a lo diferente.

“En realidad el acoso no posee un límite de edad. Por eso la universidad también es uno de esos espacios, aquí el mismo temor al cambio es el que domina y hace que la exclusión se manifieste”, dijo la profesional. 

A propósito de esto último, la doctora en Psicología añadió que en el Caribe la mayoría de estudiantes que ingresan a la universidad tienen entre 16 y 18 años.

“El hecho de que entren tan a corta edad hace que aún sean vistos como sujetos en desarrollo, es decir, apenas están explorando el mundo y están en una búsqueda constante por ser aceptados; entonces, buscan adherirse a los grupos aparentemente sólidos”, explicó. 

Presiones sociales

Sandra Valega, también doctora en Psicología, aseguró ciertas razones a las cuales obedece el bullying universitario.

“Este tipo de acoso se presenta por dos factores, el primero son las presiones sociales, la competitividad, esa lucha por ser mejor estudiante o profesional suele marcar conflictos, y la segunda es la necesidad de pertenecer”.

A esto, Valega añadió que si bien muchos manifiestan ser indiferentes a los comentarios de los demás, desde la Psicología se evidencia que sí es importante.

“Refiriéndonos a las causas como tal, encontramos que las diferencias socioeconómicas, físicas, de orientación sexual o incluso en métodos de aprendizaje son las más comunes en estos procesos”, sostuvo.

Rechazo sistémico

En lo concerniente a las consecuencias que genera este tipo de acoso, Paola Eljaik, especialista en temas de juventud y mediación de conflictos, dijo que “las actitudes que presenta una persona bulleada son diversas y van por etapas. Una de las primeras está relacionada con un rechazo al sistema educativo, en algunos casos termina en deserción y otros con apatía a las clases, lo cual conlleva a desaprovechar los conocimientos”.

Asimismo, Eljaik acotó que el mayor problema que desencadena las tragedias es el silencio.

“Sin duda las consecuencias pueden ser fatales, ya ha ocurrido en otros espacios. Pero estoy convencida de que el enemigo a vencer es el silencio. Este logra deslegitimar las acciones de acoso y crear cuadros de violencia complejos”, señaló. 

Finalmente, la especialista recalcó también la necesidad de crear canales de alerta dentro de la universidad para crear acciones contra el bullying.

*Nombre cambiado para proteger al entrevistado

Alertar, comunicar y crear espacios conjuntos de acción

Sobre las posibles soluciones que se pueden encontrar a esta problemática las expertas coincidieron en que lo primordial es entender que el bullying no es un conflicto, sino una situación de violencia en la que se presenta una desventaja.

A propósito de ello algunas de las aproximaciones para encontrar soluciones se asocian a la necesidad de romper el silencio y comunicar los actos de violencia. Asimismo, es preciso que desde las instituciones se fortalezcan los espacios de Bienestar Universitario, y que en estos se prioricen las acciones oportunas, reforzar la pedagogía referente a esta problemática y enseñar a identificar las alertas también es vital.

Las tres también hicieron un especial llamado a los entornos familiares, al acompañamiento que debe existir desde el hogar y a corregir estas actitudes violentas desde las edades más tempranas. Por otra parte la creación de manuales y material educativo también reafirmaría la no violencia. 

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