Santa Marta, la ciudad más antigua fundada en el continente, celebra cinco siglos de historia con una obra musical sin precedentes: 500, una canción cuyo proceso creativo ha sido liderado por Carlos Vives como regalo a su tierra natal. Más que un sencillo, se trata de un himno coral que convoca una docena de voces, ritmos y memorias para exaltar la identidad samaria desde su fundación hasta su presente.
Vives, el embajador musical de Santa Marta, lidera esta creación acompañado por artistas nacidos en la capital del Magdalena, entre ellos: Lalo Ebratt, Bomba Estéreo, Yera, Estereobeat, Laura Maré, Olga Lucía Vives, L’Omy, Gloria Torres, Paola Lacera, Rashid Zawady y un grupo de niños arhuacos que aportan el eco ancestral de la Sierra Nevada.
“Yo me quedo en Santa Marta”, se escucha en el poderoso coro como una declaración de amor por las raíces. Con sonidos que viajan del pop al afrobeat, de los beats urbanos a la música tropical, 500 es una obra que abraza la diversidad cultural de Santa Marta, representando sus raíces indígenas, africanas y españolas, esa trietnia que ha llenado de autenticidad a este territorio.
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Inspirada en la figura del fundador Rodrigo de Bastidas, la canción inicia con una narrativa casi cinematográfica: Bastidas regresa 23 años después para fundar la ciudad tras una dura travesía, encontrándose con los pueblos originarios en un gesto de reconciliación. Ese momento, relatado musicalmente, da paso a una amalgama de ritmos modernos que representan el espíritu actual de la ciudad.
“Siempre soñé con hacer una película sobre Bastidas y los Tayrona, pero esta vez decidí contar esa historia con música. Los samarios no conocemos bien nuestra historia, y esta canción busca reconciliarnos con nuestra identidad”, afirmó Vives en diálogo con EL HERALDO.
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El alma de la Sierra
Uno de los momentos más conmovedores de 500 es el canto ancestral interpretado por Gloria Torres, indígena arhuaca, junto a sus hijos y sobrinos. En lengua nativa, su voz se entrelaza con los beats contemporáneos como un puente entre el pasado sagrado y el presente urbano. “Ese momento es mágico, es para mí lo más pegajoso, lo más poderoso, lo más Disney. Rescatar ese canto ancestral no fue solo para mostrarlo al mundo, sino para devolverlo a quienes lo han sostenido durante siglos, nuestros hermanos mayores, explicó el intérprete de Volví a nacer.
Y es que la presencia de los pueblos indígenas no es decorativa: es central. Desde la Sierra Nevada hasta el mar Caribe, Santa Marta ha sido un territorio sagrado para los arhuacos, koguis, wiwas y kankuamos.
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La canción que enaltece lo ancestral y lo entrelaza con los sonidos modernos de artistas como Lalo Ebratt y Yera, representantes de la nueva ola musical samaria, según Vives, dio un resultado único. “Lalo es un personaje impresionante; Yera tiene una pluma y una creatividad inmensa. La música urbana samaria está viva, es poderosa y yo quería que esta canción fuera también una plataforma para mostrar esa generación que viene con toda”.
El tema también hace alusión al barrio Pescaíto, al centro histórico, la Casa de la Danza, la Catedral Basílica, la Bahía y el Teatro Santa Marta, escenarios donde se grabó el videoclip.
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El audiovisual fusiona escenas históricas con imágenes de la ciudad contemporánea, exaltando su geografía. “Es una narrativa visual que busca mostrar la belleza de Santa Marta, pero también su complejidad. Es una ciudad hermosa, sí, pero también una ciudad que ha vivido muchas tragedias. Y como dice Carlos, es la tragedia de un paraíso que aún está en proceso de redención”, explica Sergio I. Rodríguez, uno de los directores.
“El amor por la ciudad donde naciste te llena de orgullo y debe ser reflejado con autenticidad, desde el fondo del alma, eso fue lo que buscamos con esta canción que nos unió con un mismo propósito y es gritarle al mundo cuánto amamos a Santa Marta”, sostiene Yera, exintegrante de Trapical Minds y quien es coproductor de la obra.
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Una celebración con propósito
Carlos Vives lo tiene claro: 500 no es solo un homenaje, sino también una herramienta de transformación. A través de su Fundación Tras la Perla, ha trabajado durante años por el desarrollo social y cultural de Santa Marta. Esta canción es parte de esa siembra. “Yo siento que mi trabajo con Santa Marta es con su gente y sus necesidades. Santa Marta es un paraíso que muchos no conocen bien, por eso cuesta amarla, y este proyecto es para ayudar a conocerla, para inspirar orgullo y responsabilidad”.
La obra ha sido presentada como el himno conmemorativo del cumpleaños 500 de la ciudad, y servirá también como eje de una serie de actividades culturales, educativas y artísticas que se extenderán durante todo el año.
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