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Salud

El Síndrome de Wendy no es un cuento

Dependencia, baja autoestima y relaciones tóxicas identifican este patrón de conducta que suele ser más frecuente en las mujeres y que los especialistas asocian al personaje de la obra británica ‘Peter Pan’.

Por Michelle Romero       

¿Recuerda a Wendy, la niña de la que se enamora Peter Pan en la obra del británico James Barrie?

En la historia el aventurero niño vestido de verde la convence y la lleva volando con sus dos hermanitos a la Tierra de ‘Nunca Jamás’. Allí, la niña londinense hace las veces de mamá adoptiva de los niños perdidos que habitan en esa isla imaginaria, donde pelean a muerte con el temido Capitán Garfio.

Pero el caso de Wendy y la misión que asume en la historia no se aleja mucho  de lo que le sucede a algunas mujeres en la realidad.

De hecho así lo establecen los especialistas al describir un conjunto de comportamientos enmarcados en lo que hoy se conoce como Síndrome de Wendy.

Básicamente este consiste en la necesidad de complacer a la pareja, el miedo al abandono y el rechazo, o asumir las responsabilidades del otro. Esto y otras características son representativas del personaje de ficción trasladado a la realidad.

El investigador en conductas humanas Juan Manuel Opi, escritor del libro Las claves del comportamiento humano, en una entrevista para EL HERALDO habló de esta patología. 

Para el psicólogo clínico Carlos Hidalgo Villalba el origen de este síndrome es el miedo al rechazo.

“Las personas con esta problemática destacan por una conducta básicamente de salvadora y víctima. Establecen relaciones simbióticas con los demás. Esto significa que asumen responsabilidades que les corresponden a los otros y, normalmente olvidan algunas que sí les atañen”. 

La inseguridad permanente de ‘Wendy’, le hace ser absolutamente servil con los demás. El conjunto de comportamientos y sentimientos se asocian también con el famoso Síndrome de Peter Pan, que el psicólogo Dan Kiley registró en 1983 aplicado a las personas que viven en la inmadurez.

Aunque parezca ficción es más común de lo que parece. Las relaciones amorosas de Wendy son tóxicas y generalmente con un Peter Pan que la necesita para que realice lo que este no esta dispuesto hacer.

Para el psicólogo clínico Carlos Hidalgo Villalba, licenciado en Psicología de la Universidad de Valencia, la principal causa y origen de este síndrome es el miedo al rechazo. 

“Este pánico atroz al abandono es el principal motivo que en interacción con otras variables como la cultura da lugar a una Wendy”.

Rasgo cultural

Para Hidalgo, Las influencias culturales o el estilo educativo en el que se realza la figura de la mujer como cuidadora y responsable de las cargas familiares aumentan la probabilidad de que se padezca ese síndrome, ya que se fomenta la idea de la mujer como encargada del bienestar de los otros.

Por su parte, el psicólogo Social José Amar, docente investigador de la Universidad del Norte, considera que lo que se denomina Síndrome de Wendy es más que todo una característica de tipo cultural. 

“En nuestra sociedad, en la estructura patriarcal de la familia buscan generalmente que la mujer sea dependiente. No es un rasgo de personalidad, es un rasgo de la cultura (...) En las estructuras patriarcales la mujer está siempre sometida al sacrificio y a la sumisión pero no es un problema de la personalidad, es un conflicto de la sociedad machista. Esto sucede generalmente en sociedades de tipo religiosas, donde se dice desde que se casa que la mujer debe depender del hombre”.

“Ser Wendy hace que la mujer genere trastornos emocionales  de alto impacto como la tristeza y la soledad”.

Vida personal

Las personas que sufren este tipo de conducta, generalmente tienen una baja autoestima, lo que dificulta cualquier tipo de relación, ya sea en pareja, familiar e incluso amistosa. 

“Ser una Wendy hace que la persona genere trastornos emocionales muy importantes como la tristeza y la soledad. Suelen terminar por sentirse solas.  Además, la incompatibilidad y la falta de tiempo para sí mismas suele hacer que se sientan agotadas y al límite de sus posibilidades”. Explica Hidalgo. 

Por otro lado, Manuel Opi considera que la vida personal de quien padezca estas conductas se ve afectada por mantener tipos de relaciones simbióticas. “Este tipo de dependencia insana entre dos o más personas, se caracteriza generalmente en que una aporta los aspectos normativos, protectores, críticos; mientras que la otra asume una actitud pasiva, se limita a aceptarle sus ideas y sugerencias”.

Ámbito profesional

El Síndrome de Wendy también puede darse en la vida profesional de quien lo padece.

“Una Wendy mantendría una relación simbiótica con sus jefes. Es decir, puede ser un empleado que continuamente consulta a sus jefes para asegurarse que está realizando correctamente su trabajo”, explica el investigador. 

El psicólogo Hidalgo sostiene que ser Wendy afecta todos los órdenes. Da todo por los demás sin tenerse en cuenta, sin quererse, puede acabar provocando un vacío inmenso. Y esa situación, a la larga, acabará desembocando en frustraciones e insatisfacción personal y profesional.

Nunca Jamás Wendy. Para Opi, el primer paso a dar en esta problemática es darse cuenta y aceptar que estas conductas, lejos de ayudar a los demás, lo que consigue, o al menos lo intenta, aunque sea inconscientemente, es anular las capacidades de las otras personas. 

“Uno de los puntos fuertes a trabajar con las o los afectados es la asertividad, es decir, aprender a decir “no”. Por otro lado, también hay que hacerles ver de manera consciente su situación, puesto que suelen normalizar algo que jamás debe serlo”, recalca Hidalgo.

El psicólogo Amar no duda en decir que casi todos alguna vez en nuestra vida hemos sido Wendy. 

“Yo siento que el Síndrome de Wendy son rasgos que presentan las mujeres por los valores culturales que en un determinado contexto ocurren. Una mujer hoy en día que salta a ejecutiva, que tiene su salario y que en algunas ocasiones es más elevado que el del hombre, indudablemente nunca será una Wendy”, ejemplifica Amar. 

En fin, si cree o intuye que tiene rasgos de este síndrome, debe convencerse, según los especialistas consultados, que lo más importante en la vida es usted, y si se siente bien, los demás estarán bien. Debe pensar primero en usted y dejar crecer a las personas de su entorno.  Ser siempre niños solo es posible en el país de Nunca Jamás, y eso solo es una opción para Peter Pan. 

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