
La Corporación Autónoma Regional de Córdoba, CVS, por directriz presidencial en el último consejo directivo, raspó la olla financiera para invertir 446 millones de pesos en la evacuación de las aguas que salieron por el boquete del río Sinú en el sitio La Esmeralda y que permanecen estancadas en las comunidades aledañas al sitio de la emergencia.
Harry Bejarano, subdirector de Gestión Ambiental de la corporación, dijo que ya empezaron a trabajar sendas maquinarias en la adecuación de los caños El Retorno y el Dren Siete.
El primer proyecto busca reversar las aguas hacia el río Sinú y el segundo, conducirlas hacia la ciénaga Grande de Lorica.
En ambas obras se pretende invertir el 50% de los recursos dispuestos para mitigar el impacto que dejó el boquete en los alrededores del sector La Esmeralda.
La otra mitad de la plata se utiliza en el reforzamiento de la obra que se hizo en el boquete y en la construcción de obras provisionales en al menos otros tres puntos débiles en las poblaciones de Wilches, Chuchurubí y El Obligado, cercanas al sitio donde el río rompió el camellón el pasado 19 de diciembre.
“Lo que ocurre es que al bajar el río de nivel hemos podido diagnosticar otros sitios vulnerables.
El propósito es prevenir frente a una eventual creciente como la que ocurrió”, precisó Bejarano.
La técnica que se utiliza es la misma de La Esmeralda: el tablestacado con reforzamiento en bolsa-tierras.
Se trata de obras preventivas mientras se contrata un gran estudio con la Universidad de Córdoba que permita la realización de obras definitivas como se hizo en los sitios La Majagua y Puesto de Salud de Carrillo, ambos en San Pelayo, donde el río rompió el camellón en el 2007. En ese entonces cerca de 60 mil personas fueron afectadas.
En La Esmeralda se utilizaron más de 15 mil costales con los que se logró contener la fuerza de la creciente. Cerca de 800 hectáreas de algodón a sólo un mes de ser recolectadas se perdieron por la arremetida del río.
En los alrededores del boquete empezó a salir el agua de manera gradual. Empero, la humedad preocupa a las comunidades porque podrían aparecer epidemias que afectarían especialmente a la comunidad infantil.
Por: Eduardo García