Cuando la imagen morena de El Cristo Milagroso de la Villa apareció por la puerta principal de la basílica menor, al menos 20 mil personas entre peregrinos y nativos gritaron al unísono: “¡quién es el que brilla!”, y ellos mismos respondieron: “¡el negrito de la Villa!”. Seguidamente un estruendoso aplauso invadió los alrededores del templo.
El Cristo parecía levitar sobre una masa negra que formaron las cabezas de los miles de fieles que lo siguieron a paso muy lento dando vivas a quien, según ellos, les ha concedido la sanación de sus familiares, les ha traído un ser querido a quien no veían hace tiempo o permitió que muchas mujeres concibieran hijos, pese a diagnósticos médicos desfavorables, tal como lo contó Elvira Sofía Miranda, quien llegó de Barranquilla para dar testimonio y presentar a su hijo de un año.
Durante la procesión, los fieles a El Milagroso de la Villa –como es llamado este municipio sucreño–, pagaron sus mandas o promesas de diferentes maneras, como Denis Polanco Vergas, quien prometió permanecer parada e inmóvil cargando un pequeño crucifijo durante el tiempo que durara la procesión.
El recorrido religioso se inició al mediodía bajo el intenso calor que azotaba a la población. Por eso, para mitigar los efectos del clima, varios peregrinos fueron lanzando agua con baldes que recibían desde las casas por donde pasó la figura religiosa.
En cada rincón del pueblo se escucharon los testimonios de los milagros atribuidos a El Cristo Milagroso. Se los contaron entre sí los feligreses en medio del caluroso recorrido y durante la celebración de las 10 misas que se ofrecieron ayer 20 de marzo, día en que tradicionalmente es venerada la imagen.
Aida Barrios de Buendía, quien llegó de Cartagena, dijo que su esposo Luis Alberto Buendía, se ha salvado de cinco muetes súbitas, “eso ha sido posible por la fe en El Milagroso que ha metido su mano en las operaciones de corazón abierto que le han hecho”.
En la peregrinación que se cumple dos veces al año, cada vez es mayor el número de participantes y las cofradías que se forman en torno a la veneración.
Los Caballeros del Señor de Los Milagros, por ejemplo, es una de ella que tiene seguidores en las distintas ciudades de la Costa.
Según Manuel Cadrazco Salcedo, alcalde de San Benito Abad, este año calculan que llegaron 14 mil personas, aunque ha habido ocasiones en que el número de habitantes de este municipio ubicado al sur de Sucre y a orillas de las ciénagas del San Jorge, llega a ser duplicado por la cantidad de peregrinos.
Y pese a las difíciles condiciones logísticas del pueblo: no tiene hoteles, hostales, ni nada parecido; la gente se aloja en las casas de conocidos o sencillamente se acurruca bajo los frondosos árboles de mango en cualquier terraza. Allí esperan hasta por tres días la oportunidad de ver al Cristo Milagroso cerca de ellos y poder pedirle eso que tanto anhelan con el firme compromiso de volver para agradecerle por el favor recibido. San Benito Abad, Sucre.
Por Jaime Vides Feria