Compartir:

Luego de que la Justicia Especial para la Paz, JEP, pidiera pruebas a la Fiscalía y a los Estados Unidos para certificar si las conductas endilgadas al ex jefe sucreño de las desmovilizadas Farc, Jesús Santrich, ocurrieron tras la firma del acuerdo de paz -1 de diciembre de 2016-, el ente acusador envió al sistema de justicia transicional varios audios y una carta con el contexto de los hechos.

Una de las pruebas enviadas por el ente acusador son audios entre Marlon Marín, investigado en el proceso, y Fabio Younes, también en el expediente, tomados en agosto de 2017, en la que hablan de una venta de televisores que, para la Fiscalía, se refiere a la droga. El ente de control penal asegura que Marín aceptó entregar 5 kilos de cocaína a manera de muestra y que luego se negociarían 2 mil kilos. Luego acuerdan, según el ente de control penal, que le entregaran el dinero a Armando Gómez España, también mencionado en el proceso, mientras Marín y Younes se encargaba del traslado de la droga.

En otra conversación, revelada por el diario capitalino 'El Tiempo' y registrada en septiembre de 2017, Marín y Younes hablan del pago de los ‘televisores’, y se dio también una reunión en Bogotá con los agentes de la DEA que se hicieron pasar por compradores de droga. Según el ente acusador, uno de los agentes le dio a Marín US$8 mil dólares. Y pactaron la entrega del dinero en dos hoteles.

Así mismo, en octubre de 2017 se da una tercera llamada entre Marín y un asistente de Santrich donde según la Fiscalía se dice que 'todos los negocios son con él'. Y en noviembre Marín y un asistente de Santrich hablan de que los compradores piden una cita con el sucreño, que finalmente se da, y es grabada en video en la casa de Santrich. De acuerdo con el organismo de persecución penal, el exjefe de las Farc les dice que deben tener cuidado y que toda la negociación es con Marín. Ese día los compradores le dicen que quien está al mando es el jefe del Cartel de Sinaloa, Rafael Caro, y Santrich le hace un dibujo solicitado por los agentes encubiertos.

También se incluyen entre las pruebas varias conversaciones de Marín con otras personas, entre ellas gente cercana a Santrich según la Fiscalía, en las que hablan de la entrega de '5 palos', de un avión disponible y del pago. 'Se habla de un negocio en Barranquilla y se insiste en el tema de los 5.000 televisores, las dificultades entre los de Michoa y los de Sinaloa, la conveniencia de que los televisores se entreguen en la capital del Atlántico', se lee en el documento del ente investigador.

En otro diálogo, dice la Fiscalía, de febrero pasado, tiene lugar cuando los agentes encubiertos se reúnen con Santrich en la casa del sucreño y pactan el pago de US$15 millones por 10 mil kilos de cocaína, de acuerdo con el ente acusador, y la entrega del dinero sería en Miami. Marín les dice que supuestamente debían entregar una cuota inicial de US$5 millones. Los primeros 7 mil kilos se entregarían en un mes y los restantes 3 mil en dos meses, indica el documento. Dice el organismo investigador que Santrich vuelve a pedir que Marín se encargue de todo porque él 'estaba ocupado con la política colombiana'.

Y, finalmente, en febrero pasado hay una interceptación entre Santrich y Marín en la que este último le anuncia 'que los amigos que le llevaron el detallito de la botella la vez pasada están aquí en Bogotá y quieren reunirse con él cinco minutos para decirle que van a empezar con los proyectos, y a desembolsar lo correspondiente a ellos'. Según la Fiscalía, le preguntan que si, como él está en Barranquilla, pueden viajar hasta allí o si lo esperan en la capital del país. Finalmente, acuerdan que la reunión será en Bogotá.

Santrich, capturado el 9 de abril pasado, ha dicho, por su parte, que todo se trata de un montaje de los norteamericanos y fuerzas políticas de derecha en el intento de dar al traste con el proceso de paz. 

La organización Santrich Libre ha sostenido que Santrich, como integrante de la Comisión de Seguimiento, Impulso, Verificación e Implementación, Csivi, da impulso y seguimiento a proyectos productivos para la reincorporación de los excombatientes, y que 'son cientos de reuniones las que los integrantes de la Csivi han realizado con organizaciones, particulares y empresas de diferente tipo, nacionales y extranjeras, cooperativas, ONG, empresarios, estudiantes y académicos, que se acercan con proyectos para la reincorporación'.

Indica en este sentido la organización que en el marco de esas visitas 'aparece un personaje llamado Marlon Marín, que aprovechándose de su parentesco con Iván Márquez y amparado en su supuesta vinculación con una dependencia del Ministerio del Posconflicto, inicia sus acercamientos interesado en temas de salud y de empresarios'.

Asegura la página de Santrich Libre que Marín pidió un autógrafo en un afiche o reproducción de las pinturas del exguerrillero y que 'el señor Marín inició una intermediación con inversionistas extranjeros que estarían interesados en el negocio de alimentos, (…) solicitó un saludo telefónico con el empresario interesado en las inversiones y dos reuniones breves con emisarios para explicar la iniciativa'.

Por ello, advierten que 'se tiene la certeza de que estamos ante una operación de entrampamiento de la DEA, con complicidad de las autoridades colombianas'.

Y añaden: 'sobre la única llamada donde aparece la voz de Santrich: de ser cierta, solo acepta tener una breve reunión con su gestor', 'también se ha querido probar la inexistente relación de Santrich con el Cartel de Sinaloa, por un cuadro que este firmó con destino a Don Rafa Caro. Jesús ha reconocido que firmó un afiche, una reproducción de un original suyo, para ese destinatario por solicitud de Marlon Marín, quien lo referenciaba como un empresario que quería invertir en proyectos para la paz'.

Dicen además que el caso contra el sucreño carece de sentido común: 'Santrich es uno de los hombres más custodiados del país. Su vivienda, está permanentemente monitoreada por cámaras internas. Es el último lugar del país donde a alguien se le ocurriría realizar algún tipo de transacción de carácter ilegal y menos con el grupo delincuencial más perseguido por la DEA'.

Y concluyen: 'Si unos compradores de drogas en México tenían millones de dólares y las rutas del narcotráfico, y unos señores en Colombia tenían los contactos con ellos y las drogas ¿qué papel jugaba Santrich ahí?, ¿para qué iban a necesitar a un hombre tan custodiado que nada tenía que aportar al éxito del negocio?, ¿por qué el ‘entrapment’ de la DEA realiza las capturas antes de la consumación del delito y se privan de un histórico decomiso de 10 toneladas de cocaína?'.

Santrich entró a las Farc a principios de los noventa, cuando se perpetraba la matanza de unos 3 mil líderes de la Unión Patriótica y el Partido Comunista: acababa de ser personero en Colosó, Sucre, tras haberse graduado de un posgrado de historiador en la Universidad del Atlántico –de la que además es abogado y licenciado en Ciencias Sociales-, pero detectives del DAS mataron en noviembre de 1990 en Barranquilla a su mejor amigo, llamado Jesús Santrich, líder de la universidad. Por eso tomó su nombre de alias al ingresar al Frente 19 de las Farc a los 21 años.

Nació en Toluviejo, Sucre, el 30 de julio de 1967, entre siete hermanos. Sus padres eran maestros de filosofía, intelectuales y artistas. Por eso su nombre de pila, Seusis Pausivas Hernández Solarte, los dos primeros aludiendo a pintores griegos de la antigüedad. Estudió en Pasto, Sincelejo y Barranquillla y desde el colegio, en los ochenta, desde los 16 años, hizo parte de las Juventudes Comunistas. Según la organización ‘Santrich Libre’, el desmovilizado es 'poeta, músico, pintor, historiador y ensayista'.

En las Farc estuvo en el Bloque Caribe, comandado por alias Iván Márquez, por la Sierra Nevada –donde escribió y publicó el libro ‘Diez relatos tayronas’-, los Montes de María, Córdoba y la Serranía del Perijá. Su labor era fundamentalmente la de comunicar la ideología de la guerrilla a través de la red de emisoras clandestinas ‘Cadena Radial Bolivariana Voz de la Resistencia’, que empezó a funcionar desde 1993.

Pero su ascenso en la cadena de mando es reciente y se produjo solo cuando fue abatido alias Alfonso Cano, en 2011, y subió a ser la mano derecha de Márquez. De hecho, antes del proceso de paz de La Habana era muy poco lo que se sabía de Santrich al interior de las Farc, no obstante a que estuvo en el Caguán durante las negociaciones con el gobierno de Andrés Pastrana.

En 2010, el expresidente Álvaro Uribe denunció que los mandos del Bloque Caribe se escondían en Venezuela, y en efecto, Santrich, admirador de Hugo Chávez, vivía en la frontera con el vecino país y su papel fue clave en los intercambios humanitarios de 2007 entre Uribe y las Farc a través de Caracas.

En los diálogos de Cuba, donde siempre se le vio a Santrich con un pañuelo palestino y gafas oscuras -estas últimas por la enfermedad degenerativa del síndrome de Leber, que lo ha ido dejando ciego poco a poco-, estuvo encargado de redactar el acuerdo de paz junto con el delegado gubernamental Sergio Jaramillo. Tuvo dos momentos polémicos con la prensa en el proceso: al inicio de las negociaciones le preguntaron si las Farc iban a pedir perdón y contestó cantando el estribillo de la vieja canción cubana: 'quizás, quizás, quizás'. Y en otro momento llamó 'cretino' a un reportero por cuestionar a la antigua guerrilla por los abortos forzados de las excombatientes.

A Hernández Solarte, en medio de las conversaciones, se le cancelaron tres órdenes de captura en su contra por delitos de desplazamiento forzado, atentados, tentativa de homicidio agravado y utilización de métodos de guerra.