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La Ley del Montes | Los hechos políticos que marcaron el 2021

Nunca antes las elecciones presidenciales y parlamentarias  habían sido tan trascendentales para el futuro del país.

El año 2022 podría ser el del optimismo o el de la incertidumbre. Eso depende de cómo estemos viendo el vaso. Si lo vemos medio lleno, entonces diríamos que luego de las extraordinarias cifras de crecimiento que mostró el país al finalizar este 2021, el próximo seguirá a este ritmo y por consiguiente los indicadores serán en su gran mayoría positivos.

Pero si vemos el vaso medio vacío, entonces tendríamos que decir que el 2022 será el de la incertidumbre. Y ello es así porque se trata de un año electoral en el que se llevarán a dos elecciones trascendentales para el futuro del país. En marzo los colombianos elegiremos un nuevo Congreso de la República y en mayo o junio -si hay segunda vuelta- escogeremos al sucesor de Iván Duque en la Casa de Nariño.

En materia económica, el año que termina muestra cifras alentadoras especialmente en sectores que fueron muy golpeados durante la pandemia. En el frente laboral -por ejemplo- se logró la recuperación del 80 por ciento de los empleos formales que se habían perdido durante la pandemia. Y en este sentido es bueno hacerle un reconocimiento al esfuerzo realizado por los empresarios del país, quienes mantuvieron sus nóminas y garantizaron la estabilidad laboral de cientos de miles de familias. Gracias a ellos la tragedia no fue mayor. Inclusive, respaldaron una reforma tributaria que les exigió apretarse mucho más el cinturón, pese a la dura situación que han atravesado. Y no solo se trata de grandes empresarios, sino de pequeños y medianos emprendedores, quienes también debieron hacer muchos sacrificios para no tener que cerrar sus negocios.

En este año que termina -pese a las voces apocalípticas que se anunciaban el desastre total- el país logró reactivar la economía, lo que se tradujo en la reducción de la pobreza monetaria -que se había disparado por cuenta del Covid- y la creación de nuevas plazas de empleo. Hay que destacar en este sentido el manejo prudente y responsable dado por el presidente Iván Duque y su equipo económico, encabezado por el ministro de Hacienda, José Manuel Restrepo.

Pero los vientos optimistas que soplan al finalizar el 2021 se verán afectados por un clima de incertidumbre, que se sentirá con mayor fuerza a partir de marzo, cuando se lleven a cabo las elecciones parlamentarias, pero que podría incrementarse en mayo o junio, cuando se realicen las elecciones presidenciales. Ello es así porque -como nunca antes- Colombia se juega su suerte en los comicios más trascendentales de las últimas décadas.

En efecto, en ambas elecciones estará en juego no solo el manejo político, sino el modelo económico que regiría y que afectaría -sin duda- tanto la inversión nacional como la extranjera. De la mano con este nuevo modelo económico que está en juego a partir de marzo vendrían transformaciones estructurales tanto en materia laboral como pensional, fundamentalmente.

En este sentido, quienes ven el vaso medio vacío sostienen que -más que pesimistas- son realistas.

¿Cómo será, pues, el 2022?

Covid19: ómicron, la nueva amenaza

Después de atravesar uno de los años más complejos en materia económica, tanto el mundo como Colombia esperan que el 2022 sea el de la normalización. Todos queremos recuperar la tranquilidad perdida y dejar atrás la zozobra que alteró nuestras vidas. Luego de la turbulencia ocasionada por la pandemia del coronavirus, que ocasionó millones de víctimas y dejó multimillonarias pérdidas, todos esperamos que vuelva la calma a nuestros hogares. Pero no es tan fácil que ello ocurra el próximo año. Por una parte, el virus se resiste a irse, pese a los buenos resultados de la vacunación masiva. Ahora apareció la variante Omicron para alterar de nuevo el estado de ánimo de toda la humanidad. Mientras Europa comienza a tomar medidas restrictivas, en América Latina las cifras de contagiados comienzan a crecer de nuevo. El fantasma de la pandemia sigue rondando y por cuenta de ello será muy difícil despejar el panorama de incertidumbre que se avizora para el próximo año, tanto en materia económica como política.

Economía: inflación alta, estado de ánimo bajo

A la incertidumbre sanitaria, ocasionada por la pandemia, se suma una serie de alarmas encendidas que tampoco contribuyen a despejar el panorama del próximo año. La más llamativa es la alta inflación proyectada, tanto a nivel nacional como internacional. El fenómeno de los altos precios de los productos -que ha venido creciendo a ritmo sostenido en los últimos meses- se mantendrá el próximo año. Y ello afectará no solo el acceso a productos de primera necesidad, sino que también golpeará el estado de ánimo de millones de colombianos, que verán como todo lo que ganan no les alcanza para nada. Nada más aburridor para una persona que hace mercado que padecer el incremento desmedido en los precios de los productos. En ese sentido, el “resfriado chino” -que apenas comienza- tendrá grandes y graves consecuencias en un mundo que depende cada día más de sus productos. Aunque el Banco de la República mantuvo su meta de inflación para el próximo año en un 3 por ciento, todo hace pensar que será superada, pues habrá complicaciones en la cadena de suministros y en los precios de las materias primas, que terminarán impactando el precio de los alimentos.

Elecciones: en el 2022 nos jugamos en las urnas la suerte del país

No hay manera de que las decisiones políticas no impacten la economía. Mucho más si se trata de procesos electorales. Y mucho más si dichos procesos comprometen el modelo económico que se piensa aplicar o imponer en los próximos años. En el caso de Colombia, lo que está en juego en las elecciones del 2022 es la suerte del país. No se trata de elecciones intrascendentes, sin ninguna importancia. En las urnas los colombianos nos jugamos nuestro futuro en las próximas décadas. En las urnas tendremos que decidir asuntos de vital importancia, como la exploración petrolera, los impuestos al sector productivo y la llamada eufemísticamente “democratización” de empresas privadas que generan millones de empleos. No se trata de un asunto menor. La responsabilidad de que ello ocurra o se evite está en nuestras manos. Nadie puede votar por nosotros, ni para el Congreso ni para la Presidencia. Un voto a conciencia y responsable definirá nuestro futuro. Un voto libre y democrático, sin presiones ni amenazas, decidirá la suerte de Colombia en los próximos años.

Inversión: las palabras claves del 2022, incertidumbre y cautela

Buena parte de la incertidumbre que ronda la llegada del próximo año tiene que ver con el nombre del nuevo inquilino de la Casa de Nariño. Los inversionistas -por ejemplo- prefieren asumir una posición cautelosa, antes de tomar riesgos que podrían comprometer multimillonarios capitales. De lo que pase en marzo y en mayo y junio -si hay segunda vuelta presidencial- dependerá la inversión nacional o extranjera. En el caso del capital nacional, por ejemplo, un nuevo gobierno que no brinde garantías jurídicas ni estabilidad política, seguramente motivará a trasladar enormes recursos a otros países. La inversión no es un asunto de sentimientos, sino de números. Punto. Los inversionistas, sean nacionales o extranjeros, solo apuestan donde les brindan estabilidad y garantías. Si Colombia no lo hace, otros países lo harán y hacia allá irán esos recursos. De manera que el año electoral que se avecina terminará condicionando, al menos durante el primer semestre, importantes decisiones en materia de inversión. De ello dependerán, sin duda, otros frentes como la generación de empleos y el incremento del consumo, entre otros. Así las cosas, dos palabras regirán el comportamiento de los inversionistas el próximo año: incertidumbre y cautela.

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