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Como una emergencia eco-ambiental de grandes proporciones se ha constituido la enorme mortandad de peces que se viene registrando en los últimos días en la Ciénaga de Mallorquín.

De manera preocupante, tal cual si fuera un cementerio de especímenes acuáticos, desde hace una semana millares de peces vienen apareciendo muertos en las orillas de la verdosa laguna costera, bajo la mirada atónita de los pobladores y pescadores de la región, los cuales, aterrorizados, no saben qué hacer ante la tragedia ecológica que amenaza con agravarse, afectando la fuente de sus ingresos y de su supervivencia. A lo anterior se agregan las graves consecuencias que a nivel de salud genera la descomposición y putrefacción de los peces en los humildes moradores de las comunidades aledañas, lo cual puede generar una grave emergencia sanitaria.

Las hipótesis acerca de las causas que han provocado tal desastre ambiental están siendo investigadas por organismos como el Damab y la CRA, pero se parte como base del notable maltrato ecológico que la Ciénaga de Mallorquín ha recibido por décadas desde los tiempos en que Las Flores era un botadero, a cielo abierto, de residuos sólidos. Según los expertos técnicos que estudian la problemática hoy presentada, no se descartan diversos factores depredadores entre los que se cuentan la disminución del cuerpo de agua y altas temperaturas de la ciénaga debido a la sequía por el fenómeno de La Niña, pero principalmente la contaminación que estarían produciendo las descargas a la Ciénaga de las aguas residuales provenientes del barrio La Playa, de los arroyos Grande y León, de la laguna de oxidación de El Pueblito y barrios cercanos, y desechos industriales de empresas de la zona, así como las toneladas de sedimentos, contaminantes orgánicos y residuos de plaguicidas y metales pesados que recibe del Río Magdalena.

Los pescadores también culpan de la tragedia al dragado de Arroyo León, que hace más de un año y medio evitó las inundaciones en barrios del Suroccidente, y al dragado de la Ciénaga, la cual hace parte del megaproyecto de saneamiento de la cuenca occidental de Barranquilla. Estos factores agudos se añaden a problemas crónicos que desde hace años vienen deteriorando el ecosistema, tales como la progresiva degradación vegetal de sus manglares, la instalación no planificada de invasores en sus riberas, los basureros circundantes a la ciénaga y la pesca desordenada por parte de pobladores, entre otros. Según los análisis hechos todo esto ha producido alteraciones en el oxígeno, la salinidad y en el ph del agua, así como la proliferación de algas acuáticas que consumen el oxígeno y a la vez emiten toxinas que afectan y terminan produciendo la mortandad de gran parte de las 36 especies de peces, especialmente pequeños, existentes en la Ciénaga.

Sea cual sea la causa real de esta emergencia, se hace urgente que las autoridades ambientales tomen cartas en el asunto y hagan un pronunciamiento oficial con los resultados de las investigaciones respectivas y determinen responsabilidades en este delicada situación que amenaza con salirse de control. Simultáneamente, dichas autoridades, luego de hallar las verdaderas causas de esta emergencia, deben encontrar una solución definitiva e integral, ya sea mediante el control permanente a las aguas que se vierten a la Ciénaga o, tal cual proponen las asociaciones de pescadores de la zona, se haga un desvío de la desembocadura del arroyo hacia el mar para que la grave contaminación sea contrarrestada y, al formar parte del Convenio Ramsar, no se permita la instalación de muelles carboníferos.

Es por eso que hacemos un llamado a las autoridades ambientales locales, departamentales y nacionales, inclusive al Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sostenible, para que no se sigan maltratando los recursos naturales de nuestra Ciénaga de Mallorquín y para enfrentar a tiempo esta situación de emergencia ambiental que puede desbordarse aun más y producir una calamidad ecológica, social y sanitaria de mayores dimensiones.