La minería aurífera que se practica en el país es más nociva que los prolongados paros de los mineros. Con solo recorrer parte del territorio antioqueño, especialmente la región de Remedios y Segovia, se siente y se palpa el daño que esta actividad causa al medioambiente. Por Segovia pasa una quebrada que han llamado ‘La Cianurada’. Ella, que alguna vez fue transparente, desde hace años recoge todo el cianuro y el mercurio que utilizan en los molinos donde trituran las rocas que contienen oro. Esas aguas contaminadas van a los ríos de la región donde se cría el bagre, el bocachico, el capaz y el nicuro.De estos peces maravillosos se alimenta gran parte de nuestra población.
En la década del cincuenta del pasado siglo, en la ciudad de Minamata (Japón) se presentó una rara enfermedad cuyos síntomas eran alteración sensorial en manos y pies, disminución de la capacidad visual y auditiva, y en los casos más extremos, debilidad física, parálisis y muerte. No solo padecían estos síntomas las personas sino las aves y mascotas. En el año 1956 se detectó el extraño brote, conocido como ‘la enfermedad de Minamata’. En 1968 el gobierno japonés anunció oficialmente que la causa de la enfermedad era la ingestión de pescados y mariscos contaminados por el mercurio vertido a los ríos por la empresa petroquímica Chisso. Las víctimas fueron indemnizadas en 1996, luego de un largo proceso contra el gobierno japonés por no ejercer control oportuno en su responsabilidad con el medio ambiente.
Si el Gobierno en nuestro país no toma desde ya medidas que impidan el uso indebido en la minería del cianuro y el mercurio, continuará el desastre ecológico que es evidente en todas las regiones mineras de Colombia.
Humberto Velásquez Guete
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