El secuestro volvió a acaparar la máxima atención en Colombia con la próxima entrega por las Farc de tres uniformados y la supuesta liberación, que ya ha descartado el Ejército colombiano, de cinco personas por parte del ELN, en medio de un proceso de paz que avanza en La Habana.
Esos avances de los que se informa en Cuba tanto por parte de las Farc como del Gobierno colombiano son un contraste más de la realidad que vive el país, donde en la última década el secuestro ha sido una constante del conflicto armado interno.
La liberación de los policías Cristian Camilo Yate y Víctor Alfonso González, y el soldado Josué Meneses, coincide con el anuncio del ELN de haber dejado en libertad a dos peruanos y tres colombianos secuestrados el pasado 18 de enero.
Sin embargo, hoy reina la incertidumbre sobre el paradero de los trabajadores de la minera Geo Explorer, supuestamente liberados por el ELN.
El Ejército calificó como 'una nueva mentira' que el ELN haya dejado en libertad a los cinco trabajadores.
'Estamos de cara a una nueva mentira del terrorismo. La verdad (es que los rehenes) siguen siendo víctimas de los terroristas, los mantienen aún cautivos', sostuvo el comandante de la Segunda División del Ejército colombiano, el brigadier general Juan Pablo Amaya.
'En mi opinión, la opinión que me he formado estando allá sentado en esa mesa es que realmente hay una oportunidad verdadera para poner fin al conflicto armado en Colombia a través del diálogo', afirmó el martes Humberto de la Calle, el jefe negociador del Gobierno con la guerrilla de las FARC.
Esta voluntad de llegar a acuerdos lo más pronto posible se ha visto empañada por los secuestros, los ataques armados y la incertidumbre por además una escalada de acciones del ELN.
Pero entre todos los delitos y acciones consecuencia del conflicto sin duda el secuestro es el que siempre ha colocado a Colombia ante la mirada de todo el mundo.
Desde su nacimiento en la década de los años sesenta del siglo pasado, las guerrillas identificaron el secuestro como un mecanismo de financiación que les permitía mantener su lucha armada, y lo ejercieron masivamente en sangrientas tomas de pueblos, en episodios aislados y en combates, con fines tanto económicos como políticos. Efe